La respuesta corta es no. No es permitido para una cristiana realizarse un aborto. Pero no te quedes aquí, déjame ilustrarte lo que dice la Biblia, esa Palabra que crees y Dios Padre te ha dado en su bondad para traer gloria a su nombre en todo lo que haces; para que representes a Cristo y continúes con la misión de hacer discípulos en esta tierra, mientras esperas aquel hogar donde no habrá lágrima ni tristeza, sino gozo y paz eterna.
¿POR QUÉ NO ES PERMITIDO?
Si eres cristiana, sabes que Dios es el dador de vida y ha creado a todos los hombres y mujeres a su imagen y semejanza (Sal. 139:13; Gn. 1:27), que incluye el momento de la fecundación (Sal. 139:15). También sabrás del mandamiento “no matarás” (Ex. 20:13; Mt. 5:21), y que, por la fe, Cristo Jesús cumplió toda la ley para que por medio de su Espíritu que habita en ti, seas libre para obedecerle. Entonces su mandamiento de “no matarás”, no está obsoleto, sino alcanzable. Ahora podemos obedecerlo, no sólo como un acto, pero como una convicción interna porque amamos al dador de la Ley.
No es permitido porque es pecado de homicidio. No obedecemos a los deseos de la carne, ni seguimos con las filosofías de este mundo que dicen: 1. Tu vida se arruinará y tienes derecho a realizar tus sueños. 2. Tú eres lo más importante. 3. Serás avergonzada o rechazada. El mundo y el pecado te ponen en el centro, y la Biblia dice que esta enseñanza es de Satanás, el príncipe de este mundo. Así que no solo es pecado, sino que la razón por la que lo considerarías probablemente es pecaminosa porque es beneficiosa para ti.
ESTOY CONSIDERANDO REALIZARME UN ABORTO
Hay muchas razones que puedes tener, además las circunstancias y los casos de vida son diferentes. Pero la Palabra de Dios no cambia, y es el fundamento de vida de todo creyente. Así que, considera quién es Dios. No sé cuál es tu visión sobre Dios, pero déjame recordarte que Él es Fiel. Su fidelidad es tu fortaleza. Dios salva, no condena a sus hijos porque Cristo es la seguridad de ello en su justificación, y es la verdad de ello en tu santificación. Dios es tu ayuda y refugio. Por fe te aferras a quien es él, más que a la falsa solución del aborto.
Si es el temor del que dirán, las apariencias, tus padres, el dinero, o incluso si has sufrido abuso, el decir la verdad y luchar por el débil —ese bebé en tu vientre— es el camino que la Biblia nos traza. Lo que sucede es que es más fácil huir que enfrentar el peso de nuestras decisiones, o llevar las injusticias que pasamos. Así que la decisión de realizarte un aborto o no, tiene que ver con tu corazón y tu relación con Dios; en cuánto dependes, temes y amas a Dios en Cristo Jesús, tu Salvador y Señor. Seguro lo crees, pero se afirma en tus actos.
Considera no solo tu vida, sino la de ese bebé. Considera que Dios lo envió porque él es el dador de vida. Considera que tú no tienes derecho a decidir sobre la vida de otro, y menos de uno que aún no puede hablar por sí mismo. Considera que Dios no consideró tu pecado para salvarte, y se sacrificó en una cruz para hacerlo. Considera incluso las repercusiones físicas y emocionales que tendrás; es bien sabido que quienes se realizan un aborto —más aún cristianas— no sólo sufren por su decisión, sino también tienen secuelas físicas.
¿QUÉ PASA SI YA ME HE REALIZADO UN ABORTO?
Ahora bien, si estás leyendo este artículo porque ya has pasado por un aborto, te recuerdo la promesa de su misericordia para el que se arrepiente (Pr. 28:13b). Por Cristo puedes acercarte al trono de la gracia y encontrar el oportuno socorro (He. 4:16). No hay condenación para ti (Ro. 8:1), para quien le busca en arrepentimiento y fe. La Biblia nos muestra la narrativa de personas que creen en Dios, pecan, pero se arrepienten. Y nos muestra a un Dios de perdón y transformación.
Aunque eso no implica necesariamente que no enfrentemos las consecuencias de nuestras decisiones. Pero Dios no te es quitado, él está contigo y todos los días son oportunidades para crecer en fe y en admiración a él. Sin embargo, no camines sola, busca ayuda en tu iglesia con hermanas maduras en la fe, busca donde tus dones —o si ya lo estás haciendo— son de servicio a otros. Y si Dios te da la oportunidad, alza la voz como hija de Dios sobre la importancia de preservar la vida de aquel que aún no tiene voz, y dale tu voz.
PALABRAS DE EXHORTACIÓN
Tanto para la cristiana que lo considera, como para quien ya lo ha hecho: Dios está presente, y tú vives delante de él y en él. No es permitido realizarse un aborto con una conciencia decidida a pecar por “salvarte” a ti, como lo mencioné al principio: abortar no es permitido en ninguna circunstancia; es lo opuesto del evangelio. Cristo ya se ha dado por nosotras, por los pecados pasados, presentes y futuros porque su obra en la cruz es completa y perfecta.
Vivimos en un mundo caído y aún con residuos de pecado en nuestras maneras de pensar, sentir y hacer. Por eso necesitamos estar en la Palabra que nos lleva a toda verdad y a hablar la verdad en amor. Somos libres para enfrentar las consecuencias de nuestros pecados al arrepentirnos, sin que esto sea una “mancha” que marque nuestras vidas para mal. Dios usa nuestro pecado para bien porque su plan y sus promesas no cambian porque Dios no cambia. No temas lo que el hombre puede hacerte, o lo que pasa en este mundo, Dios está contigo, y eso no solo es una promesa eterna, sino un consuelo a nuestras almas.
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