Amar y Ser Amado
Quiero hablar respecto a lo que es amar y ser amado. ¿Qué es para Dios amar y para nosotros ser amados por él? ¿Qué es para nosotros amar a Dios y amar a otras personas? Eso va directo al corazón de la consejería bíblica, ¿verdad? Un sentido de ser amado, ayudando a las personas a llegar a ser personas que aman y comprender cómo Dios nos ama— pecadores como somos.
Por muchos años he estado tratando de averiguar cómo la búsqueda de Dios de su gloria se relaciona con su amor por usted y por mí. Lo que hallo se vuelve más claro cada año, y en meses recientes se ha hecho incluso más claro. Por ejemplo, una mujer vino a verme después de un servicio en la iglesia, con los ojos llenos de lágrimas debido a la angustia por los problemas en su vida. En cierto punto en nuestra conversación le pregunté: “Si estuvieras en un lugar en donde tuvieras a tu familia, salud perfecta, todas tus comidas favoritas y toda tu recreación favorita, y no tuvieras que sentirte culpable por nada, ¿con todo quisieras estar allí si Jesús no estuviera allí?” Ella exclamó: “¡Sí!”. Allí es donde están muchos cristianos profesantes. Las dádivas de Cristo son lo que les hace sentirse bien, y no Cristo.
Allí es donde están muchos cristianos profesantes. Las dádivas de Cristo son lo que les hace sentirse bien, y no Cristo.
El perdón se siente bien, librarse de la culpa se siente bien, mantenerse fuera del infierno se siente bien, hacer que un matrimonio funcione se siente bien, el que los hijos estén fuera de drogas se siente bien y hacer que el cuerpo esté sano se siente bien. Francamente, Jesús puede irse de vacaciones. Simplemente denme estas cosas.
Pero no pienso que habrá alguien en el cielo que no quiera estar cerca de Jesús más de lo que quiere cualquier otra cosa. Por eso es que hablo en serio en cuanto al gozo. Si usted no tiene gozo en Jesús, no irá al cielo. Así que, ¿qué significa ser amado por Dios? Para los estadounidenses es casi imposible captar el amor de Dios después de cincuenta años de ser saturados con el amor interpretado como estima propia mejorada. Para la mayoría de los estadounidenses ser amado es sentir que le dan mucha importancia a uno.
El enfoque de la cruz es la vindicación de la justicia y la gloria de Dios, quien se ha complacido en permitir que pecadores indignos se deleiten en él.
Esa es la misma definición de amor. Si usted hace cosas y dice cosas que hacen que me sienta importante, me siento amado por usted. Si no, no. Eso quiere decir que para esas personas el amor de Dios es inconcebible e imposible de sentir. Dios no está dedicado a darnos demasiada importancia. Al grado en que distorsionamos la cruz convirtiéndola en una afirmación de mi valor de diamante en bruto, perdemos el amor de Dios. El enfoque de la cruz es la vindicación de la justicia y la gloria de Dios, quien se ha complacido en permitir que pecadores indignos se deleiten en él.
¿Por qué él va a tratarnos tan bondadosamente cuando somos pecadores, perdonando todos nuestros pecados a fin de que podamos disfrutar dándole importancia a él? Hago esta pregunta a donde quiera que voy ahora, para ver si las personas son estadounidenses o cristianas. Pregunto: “¿Se siente usted más amado cuando Dios le tiene en gran estima, o se siente más amado cuando Dios, al costo de su Hijo, le permite disfrutar el estimarle a él grandemente para siempre?” Estas son dos profundamente diferentes fuentes de satisfacción. Una es que le den a uno mucha importancia; la otra es ver y saborear a Dios y darle importancia a él.
¿Qué es la base de su satisfacción? Todo en nuestra cultura le enseña a pensar que el ser tenido en gran estima es la base de su satisfacción; eso es lo que el diablo quiere que haga. Este ha sido el caso para todos nosotros desde la caída. Que podamos ser tan profunda e internamente transformados que haya una nueva fuente básica de nuestro gozo es inconcebible para el hombre natural. Por eso la cruz es necedad, Dios es necedad y la iglesia es necedad para el hombre natural. El hombre espiritual es fundamentalmente una persona cuya fuente más profunda de alegría ha sido alterada del yo a Dios.
Considere Juan 11: “Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos). Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo” (vs. 1-3, énfasis añadido). No se pierda la palabra “amas”. Jesús ama a Lázaro. Lázaro está enfermo. ¿Qué quiere decir amor? “Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios” (v. 4).
Hay dos realidades bíblicas masivas aquí: el amor de las personas y la gloria de Dios. La pregunta que ha impulsado mi vida por los últimos veinte años ha sido: “¿Cómo se relacionan ellas?” El pasaje sigue: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro” (vs. 4-5). Esta no es una cosa carente de amor aquí. Esto es amor. Este es un retrato de amor, y un retrato de cómo Dios el Hijo será glorificado.
Entonces viene la conjunción absolutamente ininteligible desde el punto de vista del mundo: “Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba” (v. 6). ¡El “pues” lleva un megatón de teología! Jesús ama a Lázaro. Lázaro está enfermo y se va a morir. Es cosa difícil eso de morirse, para alguien que se ahoga en su propia neumonía, o para alguien cuyo hígado se está consumiendo o que los riñones o estómago sufren con dolor horroroso, y sin morfina en esos días. No sé cómo Lázaro murió, pero se estaba muriendo, y era lento. ¿Vas a permitir que se muera Jesús? ¿Por qué no lo amas? Pero Jesús dice: “Yo le amo. Yo te amo, Marta; y te amo a ti, María. Y no voy a resolver este problema”. ¿Por qué? A fin de que el Hijo de Dios sea glorificado.
¿Cómo definiría usted el amor con base en este texto? Esta es mi definición: Amor es hacer lo que sea, a cualquier costo, para uno mismo a fin de ayudar a otra persona a dejar de hallar placer en ser tenida en gran estima y ayudarle a llegar al deleite maduro que exalta a Dios, que está locamente enamorado de Cristo, que con gozo se sacrifica a sí mismo, se olvida de sí mismo, al darle gran importancia a Dios por el amor a otros.
¿Cómo podemos olvidarnos de esta cosa pequeña llamada el ego, y ser deslumbrados por aquello para lo que fuimos hecho: Dios?
Jesús iba a hacer lo que Lázaro, María y Marta necesitaban para poder glorificarle a él. ¿Cómo podemos nosotros ayudar a las personas a librarse de su enamoramiento de ser tenidas en gran estima? ¿Cómo podemos olvidarnos de esta cosa pequeña llamada el ego, y ser deslumbrados por aquello para lo que fuimos hecho: Dios? Nadie hace un viaje para pararse al borde del Gran Cañón de Colorado a fin de mejorar su propia autoestima. La razón por la que la gente va al Gran Cañón es para que ese susurro de gracia común que queda en sus vidas les diga que fueron hechos para algo grande fuera de sí mismos que atrae al alma a la experiencia más saludable, gloriosa, que se olvida de sí mismo, de deleite —llámese adoración— que el mundo puede escasamente imaginarse.
El amor hace lo que sea necesario para ayudar a otros a amar la gloria de Dios en Cristo
El amor hace lo que sea necesario para ayudar a otros a amar la gloria de Dios en Cristo. Aconsejar es una de las formas más cruciales del amor. La consejería hace lo que sea necesario para ayudar a otros a amar la gloria de Dios en Cristo.
Lee la primera parte de este artículo.
Lee la segunda parte de este artículo.
Este artículo es un extracto el libro Consejería Bíblica Cristo-céntrica, publicado por Editorial EBI.
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