Ya que las vidas de los santos de la era de la iglesia serán evaluadas durante el tribunal de Cristo, es probable que los santos del Antiguo Testamento, los santos de la tribulación, y los santos del milenio tengan también algún tipo de evaluación final para recibir determinadas recompensas por su fidelidad en esta vida. A continuación, examinaremos cómo será la evaluación de los santos del Antiguo Testamento, teniendo en cuenta el momento, la naturaleza y los resultados de cada evaluación.
Los santos del Antiguo Testamento ocupan un lugar específico dentro del programa de Dios y no deben confundirse con los santos de la era de la iglesia.[1] Ellos ocupan posiciones únicas dentro del plan de Dios, reciben promesas únicas y experimentan sus propios juicios.
El momento del juicio de los santos del Antiguo Testamento
El momento en el que ocurrirá el juicio de los santos del Antiguo Testamento puede determinarse con bastante exactitud al analizar varios pasajes claves dentro de las Escrituras. Daniel 11 describe algunos de los acontecimientos fundamentales que ocurrirán durante la semana setenta de Daniel. El capítulo 12 comienza con una descripción de sucesos que tendrán lugar al final de la semana setenta de Daniel:
En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua (Dn 12:1–2).
Pentecost comenta sobre la importancia de estos versículos en relación con el momento de la resurrección de los santos del Antiguo Testamento:
En Daniel 12:1–2 se dice que la resurrección sucederá “en aquel tiempo”, que debe ser el tiempo previamente descrito, o en el tiempo de los últimos eventos de la septuagésima semana, cuando se le pondrá fin a la bestia. “En aquel tiempo” habrá tanto una liberación (v. 1) como una resurrección (v. 2). Este pasaje parece indicar que la resurrección está asociada con el acto de liberación de manos de la bestia a la segunda venida.[2]
Isaías 26:19–21 proporciona más información que respalda el hecho de que la resurrección de los santos del Antiguo Testamento ocurrirá al final de la gran tribulación. Estos versículos demuestran que la liberación que llega con la resurrección no ocurrirá hasta que pase “la indignación” (v. 20). Estos versículos afirman:
Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos (Is 26:19–21).
Una vez más, Pentecost comenta acertadamente:
Esta indignación no es otra que el período de la tribulación y se dice que la resurrección de Israel ocurrirá al término de ese período. Parece un error afirmar que la Iglesia e Israel sean ambos resucitados en el traslado de la Iglesia. La Escritura indica que Israel será resucitado al cierre del período de la tribulación, mientras que la Iglesia será resucitado antes de ese período.[3]
En Daniel 12:3, inmediatamente después de hacer referencia a la resurrección de los santos del Antiguo Testamento al final del período de la tribulación, Daniel escribe: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”. Aunque la interpretación de este versículo es un poco incierta, probablemente se trate de una referencia a los resultados de un juicio que se efectuará de los santos resucitados del Antiguo Testamento. Si ese fuera el caso, entonces podría deducirse que estos santos experimentarán algún tipo de evaluación poco después de su resurrección. Hoyt respalda esta conclusión. Tras afirmar que los santos de la tribulación resucitarán y serán juzgados al final de la tribulación. Él dice:
Existen motivos para creer que, en ese mismo tiempo, ocurrirá la resurrección de los santos del Antiguo Testamento (Dn 12:1–2; Is 26:19–21). Ellos también pertenecen a la primera resurrección, y por tanto, ocuparán su lugar junto a esas huestes de santos resucitados, reinando también con Cristo (Ap 20:4–6). Personajes tan distinguidos como Abraham, Isaac y Jacob estarán allí reunidos (Mt 8:11). David también estará allí y será su rey, y será su príncipe para siempre (Ez 37:24–25). Sin dudas un juicio especial se les celebrará a estos santos, a fin de determinar el lugar y la posición que ocuparán en el reino (Dn 12:3; Mal 3:16–17).[4]
Por tanto, parece razonable pensar que los santos del Antiguo Testamento experimentarán un juicio poco antes de que Cristo establezca el reino milenario.
La naturaleza del juicio de los santos del Antiguo Testamento
La naturaleza del juicio de los santos del Antiguo Testamento tras la tribulación es un tema que la revelación bíblica no esclarece. Las Escrituras revelan que tendrá lugar un juicio en el que comparecerán todos los israelitas vivos que sobrevivan a la tribulación, y que este juicio ocurrirá justo antes de que Cristo establezca su gobierno milenario. Sin embargo, el objetivo de este juicio será determinar quiénes, de entre los israelitas que vivan al final de la tribulación, entrarán en el reino (Ez 20:34–38), y no será un juicio de los santos resucitados del Antiguo Testamento. Solo puede especularse que las vidas de los santos del Antiguo Testamento serán analizadas teniendo en cuenta la obediencia a la Ley y la fidelidad en el servicio a Dios, ya que las Escrituras no describen cómo será esta evaluación.
Las consecuencias del juicio de los santos del Antiguo Testamento
Daniel 12:3 hace alusión a parte de la naturaleza de la recompensa que recibirán los santos del Antiguo Testamento. Este versículo dice: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”. Hoyt comenta nuevamente: “Sin dudas un juicio especial se les celebrará a estos santos, a fin de determinar el lugar y la posición que ocuparán en el reino (Dn 12:3; Mal 3:16–17)”.[5] Las Escrituras indican que el Israel redimido (los santos resucitados del Antiguo Testamento y el remanente justo del período de la tribulación) será conducido hacia el reino milenario para disfrutar el cumplimiento de todas las promesas que Dios le ha prometido. Es concebible, aunque no se haya revelado, que, tal y como sugiere Hoyt, este juicio determine la posición específica y el lugar de servicio privilegiado que cada uno tendrá en el reino milenario.
[1] Chafer enumera 24 diferencias entre Israel y la iglesia que demuestran que esos dos grupos son entidades separadas, que deben distinguirse dentro del programa de Dios. Chafer, Teología Sistemática, 49-55.
[2] J. Dwight Pentecost, Eventos del Porvenir (Miami: Vida, 1989), 312.
[3] Ibid.
[4] Herman A. Hoyt, The End Times (Chicago: Moody, 1969), 219.
[5] Ibid.
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