Richard Dawkins dijo una vez: “La fe es la gran excusa, el gran escape para evadir la necesidad de pensar y evaluar la evidencia. La fe es creer a pesar de, incluso quizá, debido a, la falta de evidencia “. También ha dicho: “Muchos de nosotros veíamos la religión como una tontería inofensiva. Las creencias quizá carezcan de todas las pruebas que las respalden, pero pensábamos que si la gente necesitaba una muleta como consuelo ¿dónde estaba el daño? El 11 de septiembre cambió nuestra manera de pensar”.
Dawkins no es el único ateo que cree que el cristianismo no puede ser apoyado por evidencias. Sam Harris dijo: “Cuando se considera la verdad de una proposición, uno está involucrado en una evaluación honesta de la evidencia y los argumentos lógicos, o no. La religión es un área de nuestras vidas donde la gente imagina que se aplica algún otro estándar de integridad intelectual”. Declaraciones como éstas, si bien son retóricamente poderosas, exponen una falta de comprensión sobre la naturaleza de la evidencia.
Dawkins y Harris no son profesionales elaborando casos, y no están familiarizados con las amplias categorías de evidencias que se utilizan en los juicios penales y civiles todos los días. Los investigadores y los fiscales entienden que cualquier cosa puede evaluarse de manera probatoria. Solo hay dos categorías de evidencia, y los creadores de casos cristianos usan ambos tipos de evidencia cuando defienden el cristianismo:
Categoría Uno: Evidencia Directa
El testimonio de los testigos oculares.
Categoría Dos: Evidencia Indirecta (Circunstancial)
Todo lo demás.
Los jueces ayudan al jurado a entender la diferencia entre estas dos formas de evidencia. En California, los jueces proveen la siguiente instrucción al jurado: “Los hechos deben ser probados por evidencia directa o circunstancial, o por una combinación de ambas”.
“Los hechos deben ser probados por evidencia directa o circunstancial, o por una combinación de ambas”.
La evidencia directa puede probar un hecho por sí misma. Por ejemplo, si un testigo declara que vio llover afuera, antes de entrar a la corte, dicho testimonio es evidencia directa de que estaba lloviendo.
La evidencia circunstancial también puede ser llamada evidencia indirecta. La evidencia circunstancial no prueba directamente el hecho en cuestión, sino que es evidencia de algún otro hecho o grupo de hechos, con los cuales se podría deducir lógica y razonablemente la verdad. Por ejemplo, si un testigo ocular declara que vio a alguien entrar vistiendo un abrigo cubierto de gotas de agua, ese testimonio es evidencia circunstancial porque puede apoyar la conclusión de que afuera estaba lloviendo.
¿Comienzas a entender la diferencia? La vasta mayoría de casos que ocurren en Estados Unidos son principalmente circunstanciales. De hecho, ninguno de mis casos sin resolver se ha beneficiado de la evidencia directa. Cuando no tienes un testigo ocular que pueda identificar al sospechoso, debes construir el caso de manera acumulativa por medio de todas las piezas indirectas de evidencia que sí tienes.
Muchas personas piensan en las evidencias circunstanciales de manera despectiva. No puedo contar el número de veces que he escuchado a alguien decir: “Ah, eso solo es un caso circunstancial”. La evidencia indirecta tiene una mala reputación en la prensa en estos días. Tal vez por eso la gente está confundida acerca de su valor en los juicios penales. Los jueces instruyen a los jurados a cuidarse de no pensar en la evidencia circunstancial de manera negativa. De hecho, se le dice a los jurados que den el mismo peso exacto a la evidencia circunstancial en sus consideraciones:
“Ambas evidencias, circunstancial y directa, son tipos aceptables de evidencia para probar o refutar los elementos de un cargo, incluyendo la intención, el estado mental, y actos necesarios para llegar a una convicción; además, ninguna es necesariamente más confiable que la otra. Ninguna tiene el derecho de tener mayor peso que la otra. Ustedes deben decidir si un hecho ha sido probado basándose en toda la evidencia” (CalCrim Section 223).
Personalmente prefiero los casos circunstanciales a los casos directos. ¿Sabes por qué? Porque los testigos a veces mienten. Hay veces cuando un testigo está indebidamente motivado. Por ejemplo, quizá un testigo desea mentir para ayudar a un amigo que está siendo acusado. Aunque la evidencia indirecta puede ser malinterpretada, nunca miente intencionalmente. Por esa razón, a menudo prefiero trabajar en casos circunstanciales que en casos directos basados únicamente en el testimonio de testigos oculares.
Como resultado, el argumento del cristianismo se basa en pruebas directas e indirectas. Los Evangelios son relatos de testigos oculares. Son evidencia directa, aunque sería sabio hacer una advertencia. Los escépticos a veces afirman que no debemos pensar en los relatos evangélicos como evidencia directa, ya que no podemos interrogar a los testigos (escritores) como podemos hacerlo con los testigos en un juicio penal.
El argumento del cristianismo se basa en pruebas directas e indirectas.
Después de todo, las normas de las declaraciones “de oídas” nos impiden presentar afirmaciones de testigos oculares que no pueden ser examinadas a través de un interrogatorio. Pero ya he escrito sobre por qué esta importante regla simplemente no se puede aplicar a relatos históricos como los Evangelios (por lo que no voy a discutir sobre este punto aquí). La cuestión más importante es simplemente ésta: ¿son fiables los relatos de los Evangelios? De hecho, podemos abordar este problema más crítico aplicando la misma plantilla crítica que aplicamos a otros relatos de testigos presenciales. He tratado de demostrar este proceso en el libro Cristianismo: Caso Resuelto.
Como todos los buenos casos probatorios, el caso a favor del cristianismo es un caso acumulativo construido con evidencia directa e indirecta. Podemos evaluar las afirmaciones de los Evangelios indirectamente al examinar la evidencia interna del lenguaje, el uso de pronombres y las descripciones de la geografía, la cultura y la política.
También podemos evaluar la evidencia de la arqueología y las primeras descripciones paralelas reacias ofrecidas por los no cristianos y los creyentes judíos. Además, podemos evaluar indirectamente la datación temprana de los Evangelios y trazar su transmisión con la evidencia que encontramos en los escritos de los primeros Padres de la Iglesia. Todas estas piezas de evidencia indirecta son importantes para nuestro caso.
Un último punto importante necesita ser puesto sobre la mesa, acerca de la naturaleza de la evidencia que utilizamos en los casos criminales. Los programas de televisión como CSI, le han dado al público en general una falsa idea de que se debe tener evidencia científica forense (tal como ADN, serológica, huellas dactilares o evidencia científica material) para poder presentar un caso convincente. Nada mas lejos de la verdad. En los casos sin resolver en los que he participado, rara vez he tenido este tipo de evidencia (recuerde que hay una razón por la cual estos casos originalmente no se resolvieron). Más que cualquier otra cosa, estos casos están construidos con la evidencia de declaraciones y comportamientos. A veces, la declaración o acción más simple puede ser la clave para condenar a un sospechoso. La evidencia científica es grandiosa cuando la tienes, pero rara vez la tengo. He aprendido a examinar todo y no pasar nada por alto.
Los programas de televisión como CSI, le han dado al público en general una falsa idea de que se debe tener evidencia científica forense (tal como ADN, serológica, huellas dactilares o evidencia científica material) para poder presentar un caso convincente.
Cuando Dawkins y Harris dicen que nosotros, como cristianos, creemos en algo para lo cual no hay evidencia de apoyo, simplemente delatan su ignorancia sobre la naturaleza de la evidencia y la forma en que los investigadores y fiscales construyen los casos. Todo tiene el potencial de ser utilizado como prueba. La evidencia indirecta es tan poderosa como la evidencia directa, y la evidencia científica y forense es a menudo un lujo innecesario. Solo hay dos categorías de evidencia, y los creadores de casos cristianos usan ambos tipos de evidencia al defender el cristianismo.
Publicado originalmente en COLD-CASE CHRISTIANITY
Para más información sobre este tema, recomendamos leer el libro escrito por J. Warner Wallace “Cristianismo: Caso Resuelto“.