Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

2 Ti. 3:16-17

Primero que nada, ¿qué es la teología? Se pueden articular diversas categorías sobre la etimología de la teología, pero dado el propósito del tema tratado, lo reduciremos a: la teología (y aquí partiremos de una teología de acuerdo con la Biblia) trata con quién es Dios, quién es el hombre como portador de la imagen de Dios, cómo se relaciona Dios con el hombre, y cómo debe relacionarse con Dios.

La teología trata con quién es Dios, quién es el hombre como portador de la imagen de Dios, cómo se relaciona con el hombre y cómo debe relacionarse con Dios.

Con base en dicha definición práctica, veremos la pregunta en cuestión: ¿Se necesita teología en la consejería? No se debe asumir un consenso sobre la definición de la consejería. La consejería bíblica solo es un discipulado intensivo sobre una cuestión urgente. Y el discipulado solo es reemplazar las mentiras que hemos creído con la verdad de las Escrituras bajo un contexto de contabilidad continua.

La consejería bíblica no es un trabajo de “profesionales”, tampoco halla respuesta en la psicología. Debido al exceso del enfoque actual de experiencia personal en varias iglesias, se ha forjado una falsa dicotomía entre la teología y lo aplicable a nuestras vidas personales. Esta falsa brecha entre los dos ha dejado a muchos cristianos con la búsqueda de ayuda fuera de las Escrituras para los problemas que todos enfrentamos y experimentamos en la vida personal.

Lamentablemente, las filosofías humanistas y materialistas de la psicología moderna han hallado entrada en varias iglesias evangélicas para llenar dicha laguna, en parte, debido a la subestimación de la suficiencia y la relevancia de las Escrituras ante las complejidades antropológicas de nuestro siglo cientificista y posmoderno. Quizá la intención no forma parte de un plan siniestro, sino de una falta de preparación en la misma iglesia.

La psicología tiene como base una antropología evolutiva, en la que los humanos somos seres animalistas, productos del entorno. Esta filosofía materialista pretende cambiar el entorno, con el fin de modificar el comportamiento y así producir un huerto productor de homo sapiens que saben comportarse de manera más productiva y pacífica.

Sin embargo, la Biblia presenta una cosmovisión distinta del hombre, en la que hombre y mujer son imago Dei: no solo portadores de la imagen de Dios (Gn. 1:26-27), sino somos imágenes de Dios (1 Co. 11:7).  Por ende, si el problema con la humanidad fuese meramente su entorno, nos quedaríamos con la duda sobre qué hubo en el entorno del huerto que hizo pecadores de nuestros primeros padres.

Si el problema con la humanidad fuese meramente su entorno, nos quedaríamos con la duda sobre qué hubo en el entorno del huerto que hizo pecadores de nuestros primeros padres.

El problema de todo ser humano

 Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.

Mt. 15:19-20

Desde la caída de Adán y Eva, el problema de todo ser humano es su corazón entenebrecido y por consecuencia, su razonamiento envanecido (Ro. 1:21), los cuales se reestablecen solo con el corazón y espíritu ofrecidos por el evangelio de Cristo Jesús (Ez. 36:26). Y estando en Cristo, a diferencia del primer pacto, nos gozamos en la formación de Cristo en nosotros (2 Co. 3:9-16), tal como es prometido por nuestro soberano Rey (Ro. 8:28-29).

Ya que el plan de Dios es redimir para sí un pueblo -una vez aborrecedores de Dios- y moldearnos a la imagen de Cristo (la perfecta imagen de Dios), hemos de considerar los medios de Dios para lograr tal fin.

El primer paso es la regeneración momentánea, y ya con un nuevo corazón, un proceso de santificación hacia la imagen de Cristo en deseos, motivos y comportamientos. A diferencia de la regeneración, el proceso de santificación es una obra del Espíritu Santo en nosotros, la cual incluye nuestra participación sin descontar el poder de Dios en el proceso.

Consideremos lo siguiente, estamos viviendo en lo que la Biblia llama el “siglo” actual cuyo “dios” es Satanás (2 Co. 4:4). Fuimos rescatados del sistema, la versión de sociedad, y reino de ese ángel traidor junto con los efectos noéticos en la antropología. Estando trasladados al reino del amado Hijo de Dios por el evangelio, hemos de desaprender los pensamientos, hábitos y modales del reino anterior, aun viviendo en medio del reino del siglo presente.

Nuestros problemas actuales son el resultado de vivir y pensar de manera que contradice quién es Dios, quiénes somos nosotros, cómo Dios se relaciona con nosotros y cómo nosotros debemos relacionarnos con Él. Cualquier otro método de “consejería” usaría pasos prácticos del siglo actual para “vivir mejor”, como consecuencia de comportamientos y un entorno modificados.

Nuestros problemas actuales son el resultado de vivir y pensar de manera que contradice quién es Dios, quiénes somos nosotros, cómo Dios se relaciona con nosotros y cómo nosotros debemos relacionarnos con Él.

David, teología y consejería Bíblica

Consideremos al Rey David. Fue un hombre que luchaba no solo con varios enemigos a causa su posición, sino también con su propio corazón. El Salmo 62 nos presenta una manera en que David se predicó a sí mismo a manera de consejería y cómo aconsejó a otros. Le animo a que abra el texto para seguir los siguientes puntos y observaciones.

Los primeros dos versículos tratan con teología – quién es Dios y cómo se relaciona con nosotros. Hemos de notar que la audiencia es el lector (nosotros) Salmo 62:1-2.

Luego los dos versículos que siguen (Salmo 62:3-4) tratan con unos enemigos que tienen acceso directo al rey, ya que lo bendicen en su presencia, aunque lo maldicen en sus corazones. Vemos a David turbado y preocupado por el doble ánimo de estas personas. Notemos que ahora la audiencia ha cambiado a ser sus enemigos. No podemos perder de vista lo que sigue.

Los siguientes tres versículos (Salmo 62:5-7) David toma la teología que nos dictó en los primeros dos versículos ¡y se la predica a sí mismo! Ahora la audiencia es su propia alma.

Comienza a predicarse las eternas verdades de Dios a sí mismo. Su consejería se basa en la aplicación de la teología. Hay mucho que se puede decir de esta porción; sin embargo, ahora enfoquémonos en un detalle, que en Dios “está su gloria.” David reconoce que había buscado algo de su gloria en la aprobación de los hombres que le bendicen, pero ahora reconoce que solo en Dios está nuestra gloria como identidad personal.

Y este punto se establece en los siguientes dos versículos (Salmo 62:8-9), donde David cambia nuevamente la audiencia del Salmo al pueblo de Dios. Ahora nos ofrece a nosotros consejería bíblica, basada en la teología, para que no pongamos nuestra confianza en los hombres buscando aprobación o valor personal. Somos exhortados a esperar en Dios en todo tiempo y a derramar nuestros corazones ante Él porque Dios es nuestro refugio.

[David] Comienza a predicarse las eternas verdades de Dios a sí mismo. Su consejería se basa en la aplicación de la teología

Finalmente, parece que otros pecados de David salieron a la luz en medio de estas respectivas pruebas. David, estando en su alta posición política y económica como rey, se da cuenta de que había puesto su corazón en sus bienes.

Además de tratar con un problema específico, en la consejería bíblica Dios nos muestra otros pecados ocultos a medida que luchamos y comenzamos a responder bíblicamente.

¡Gocémonos en el amor y paciencia de nuestro Dios en Cristo con nosotros! En su Palabra nos guía a sí mismo para resolver lo que estorba la formación de Cristo en nosotros. Lo hizo con David y lo hará con nosotros.

¿Se necesita la teología en la consejería? Según el testimonio del rey David, y del resto de la Escritura, la respuesta es que sí.


Si quieres conocer más sobre cómo la teología está relacionada con la consejería, te recomendamos el libro escrito por Heath Lambert, Teología de la Consejería Bíblica publicado por Editorial EBI.

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