La persona con la que estás a punto de reunirte podría ser mayor o menor que tú. Tal vez sea de otra región del país… o incluso de otro país. Podría tratarse de un cónyuge en crisis o de alguien que está considerando una decisión importante en su vida. Dadas las enormes diferencias entre las personas y las situaciones, no existe un enfoque único que siempre se aplique en la primera sesión de consejería. Sin embargo, sí hay maneras de prepararte para que ese primer encuentro resulte productivo. ¿Cuáles son esas maneras? ¿Cómo puedes asegurarte de que la persona que se marche después de esa sesión inicial lo haga con esperanza respecto a la ayuda que puede surgir de una relación de consejería fructífera?
En mi experiencia, la mejor manera de establecer una conexión significativa en una primera sesión es tener presente lo siguiente:
Algo duele. Las personas no acuden a consejería para hablar de lo que va bien. Algo no está funcionando. Algo es difícil. Si tengo presente que hay dolor, entonces mi actitud fundamental hacia esta persona será de compasión (Col. 3:12).
Buscar consejería no es algo divertido ni fácil. ¿Quién quiere ir a consejería? No muchos. ¿Quién desea revelar información sensible y privada a alguien a quien tal vez acaba de conocer? Nuevamente, muy pocos. Si alguna vez has buscado consejería, sabes que no es una tarea sencilla. Buscar el crecimiento es difícil. Hay que estar dispuesto a admitir que uno tiene problemas, y se necesita humildad para abrirse a otro y pedir ayuda. También es necesario tener humildad para escuchar y recibir retroalimentación, y valentía para considerar esa retroalimentación y aplicar cambios en tu forma de pensar, actuar y reaccionar. Se requiere compromiso y fe. También exige tiempo, esfuerzo y, quizás, dinero, lo que requiere sacrificio. No es poca cosa que alguien decida buscar consejería, organice su agenda y finalmente se siente contigo por primera vez.
Intento ponerme en los zapatos del otro. Al recordar que esta persona ha tomado la decisión de hacer algo que sé que no es fácil, buscaré maneras de honrar esa decisión haciendo todo lo posible para que el tiempo sea útil para quien busca ayuda (1 Ts. 5:11).
Aún no conozco a esta persona. Quiero conocerla. Es un individuo con experiencias únicas. Nunca he escuchado esta historia en particular. Quiero construir razones para que haya confianza. Por tanto, me acerco con humildad y dispuesto a prestar toda mi atención. Estoy dispuesto a comprender, a escuchar y a conectar (Ro. 12:9a; Pr. 18:4).
Asimismo, esta persona todavía no me conoce. Quiero que comience a conocerme. Quiero ser yo mismo. Deseo que la persona me perciba tal como soy, sin importar el contexto en el que me encuentr.
Quiero que quien busca consejo se marche con esperanza y ánimo, porque algo verdaderamente bueno ha comenzado. Evidentemente, una primera sesión no ofrece el tiempo suficiente para abordar los problemas en su totalidad. Sin embargo, una buena primera sesión debe dejar a la persona con esperanza y ánimo, convencida de que puede recibir ayuda y de que la consejería puede ser un medio eficaz para el cambio y el crecimiento (Pr. 15:22). Este es un objetivo razonable para una primera sesión. Por lo tanto, estaré atento a maneras de infundir esperanza y ánimo durante toda la conversación. Y probablemente ofreceré palabras de ánimo específicas y claras al final de la sesión.
Permite que estas realidades te orienten mientras te preparas para conocer a tu nuevo aconsejado. Te ayudarán a acercarte a esa primera sesión con cuidado e intencionalidad. Y están alineadas con el llamado de Dios para nosotros como consejeros bíblicos: encarnar quién es Él, en especial al vivir el mandato de amarnos unos a otros bien y con sabiduría. ¡Señor, hazlo realidad!
Esta traducción tiene concedido el Copyright © (21 de octubre de 2021) de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). El artículo original titulado “How to Care Well for Your New Counselee“, Copyright © 2021 fue escrito por Lauren Whitman. El contenido completo está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Este artículo fue traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por Armando Melo, Editorial EBI. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor.
This translation is copyrighted © (october 21, 2021) by the Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). The original article entitled “How to Care Well for Your New Counselee“, Copyright © 2019 was written by Lauren Whitman. All content is protected by copyright and may not be reproduced in any manner without written permission from CCEF. Translated in full with permission from the Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) by Armando Melo, Editorial EBI. Sole responsibility of the translation rests with the translator.
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