CUANDO CONOCER IMPORTA
El 30 de abril de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) cambió su definición acerca de cómo el Coronavirus se podía transmitir, añadiendo aerosoles y gotículas de mayor tamaño, a lo que previamente pensaban posible. Dado que la ciencia está bastante avanzada hoy en día y que esa organización cuenta con los mejores médicos del mundo, es sorprendente que la OMS descubriera que estaba en un error en cuanto a la forma de transmisión del virus.[1]
Nos gusta cuando alguien dice algo, y sabemos que conoce muy bien su área de especialidad, tiene la integridad para decir la verdad, y el poder para llevar a cabo lo que hace falta para cambiar la situación. A propósito del error mencionado por parte de la OMS, en los años 1930-1960, hubo un científico de apellido Wells en Estados Unidos, que encontró la respuesta que habría cambiado la definición de la forma de transmisión de un virus, pero que no sería cambiada sino hasta 2021 por la OMS, porque no tuvo el poder para llegar a ser escuchado por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades.[2]
La imperfección del ser humano se ve en distintas maneras en su conocimiento. Falla en conocer lo correcto, lo que conoce, sea correcto o no, tiene límites, y falla en usar correctamente lo que conoce. En fin, falla en todo su ser. En contraste, Dios es omnisciente, esto significa que sabe todo. Para una definición más completa, uno puede decir que la omnisciencia significa que “Dios se conoce plenamente a sí mismo y a todas las cosas reales y posibles en un solo acto sencillo y eterno.”[3] ¡Cuánto deberíamos buscar conocer y confiar en un Dios así!
Dios y el Auto-Conocimiento
De todo lo que se dirá acerca de lo que Dios sabe, quizá lo más impresionante es que Dios se conoce perfectamente y completamente a él mismo (“…porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios…” 1 Co. 2:10-11). Se conoce a sí mismo, sabe que es autosuficiente, infinito, inmutable, omnipresente, omnisciente, omnisapiente, omnipotente, santo, justo, fiel, amoroso, misericordioso, y un Dios de gracia. Antes de crear su creación, y conociendo sus planes y propósitos para ella, Dios tenía pleno conocimiento acerca de su persona. A partir del conocimiento de sí mismo, hizo su creación, y se reveló a la humanidad.[4] Lo bueno es que la omnisciencia de Dios tiene propósitos concordes a quién es él, es concorde a sus demás atributos, y tiene un propósito moral con su omnisciencia: “En todo lugar están los ojos del Señor, Observando a los malos y a los buenos” (Pr. 15:3).[5]
Conocimiento Perfecto
El conocimiento de Dios es perfecto (“Maravillas del perfecto en conocimiento,” Job 37:16).[6] Además de la perfección de la calidad del conocimiento de Dios, Dios tiene una perfección o pureza moral en su conocimiento. Él es libre de tinieblas o imperfección moral, y esto incluye por supuesto impureza en sus conocimientos, según dice 1 Juan 1:5, “Y este es el mensaje que hemos oído de Él y que les anunciamos: Dios es Luz, y en Él no hay ninguna tiniebla.”[7]
Conocimiento Completo
El conocimiento de Dios es perfecto no solo en cuanto a lo que conoce, sino en términos cuantitativos. Se puede ejemplificar el conocimiento de Dios por los siguientes pasajes:
- De él mismo (1 Co. 2:10-11).
- De todas las cosas (He. 4:13; 1 Jn. 3:20).
- De todas las cosas en el pasado, presente, y futuro (Is. 46:9-11).
- De la creación en su inmensidad (2 Cr. 15:19; Job 28:24).
- De la creación en sus detalles (Sal. 174:4).
- Del hombre (Sal. 33:13-15).
- Del hombre, antes de su concepción (Sal. 139:13-16).
- Del hombre, sus pensamientos e intenciones del corazón (Sal. 139:2; Hch. 1:24).
- Del hombre, cada necesidad y hasta el más pequeño detalle (Mt. 6:8, 32; 10:30).
- Del Seol y Abadón (Job 26:6).[8]
Conocimiento Completo de Posibilidades
Dios no solamente conoce todo lo que pasó, pasa y pasará, también conoce los posibles eventos. ¡Conoce todo! En 1 Samuel 23:11-13, David le pregunta a Dios, “¿Me entregarán en su mano los hombres de Keila? ¿Descenderá Saúl tal como Tu siervo ha oído? … Se levantó, pues, David con sus hombres, como seiscientos, y salieron de Keila y anduvieron de un lugar a otro. Cuando a Saúl le informaron que David se había escapado de Keila, cesó de perseguirlo.” David preguntó acerca de un evento que no ocurrió. Si se hubiese quedado allí, Saul hubiera atacado, pero se fue. Otro ejemplo se encuentra en Mateo 11:21, cuando Jesús dice que si Tiro y Sidón hubiesen visto tanta evidencia, se hubieran arrepentido: “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza.”
Cuando uno habla de posibilidades, hay debate en cuanto a lo que Dios realmente conoce. Es un tema complicado en el que hay distintas posiciones que no pueden ser abarcadas en este breve ensayo, y porque también abarca otros temas, como los decretos y la soberanía de Dios. De manera breve, el problema gira en torno a que varios teólogos proclaman que Dios conoce el futuro con base en el hecho de que él vio las distintas posibilidades en las que el hombre posiblemente iba a actuar, lo cual es llamado el conocimiento intermedio. También se conoce esta posición como Dios viendo cada posible acción libre del ser humano y lo que iba a pasar con base en cada opción posible antes de su decreto, conocido como contrafácticos. El problema es que este entendimiento falla en varios sentidos cuando se le compara con la revelación bíblica.[9]
En primer lugar, Dios no deja una cantidad sin número de opciones contrafácticas. Si David se hubiese quedado, Saúl lo hubiese atacado. Dios da nada más una posibilidad. De igual manera, si Tiro y Sidón hubiesen tenido tal evidencia, se hubiesen arrepentido. Aunque como humanos le pongamos tantas posibilidades desconocidas, Dios conoce la posibilidad verdadera. Al final, para Dios no hay posibilidades, sino que solo hay verdades.[10]
En segundo lugar, si Dios tiene que ver lo que va a hacer el ser humano, al final de cuentas, está aprendiendo algo. Claramente, según lo que la Biblia enseña, Dios sabe todo. No tuvo que aprender nada (He. 4:13). Además, la idea del conocimiento intermedio va en contra de que Dios haya podido dar profecías detalladas del futuro, lo cual hizo en su omnisciencia.[11]
En tercer lugar, Dios tiene el completo conocimiento de sí mismo, cuyo conocimiento se llama conocimiento natural, y también tiene el conocimiento libre, que es el de su creación. El fin es que Dios decretó su creación, para que llegase a ser. Dios es independiente de su creación. No tuvo que depender de su creación, viendo lo que esta iba a hacer, para conocer, sino que primero decretó su creación.[12] La Escritura dice que Dios es omnisciente y que soberanamente predestinó.
Quizá, justamente este hecho de los decretos de Dios, o sea que él en su soberanía decretó y predestinó el mundo, causa un choque al nivel mental de ciertos seres humanos. El choque está en que si Dios decretó, ¿Cómo puede tomar decisiones libremente el humano? Lo que es cierto, es que es un misterio, cómo uno puede entender el hecho de que Dios, decretando y predestinando, permita volición humana y que entonces el humano tenga responsabilidad por las decisiones que tome.[13] La evidencia bíblica sustenta que ambos existen en armonía, la soberanía de Dios, y la responsabilidad humana. Filipenses 2:12b-13 es un buen ejemplo: “ocúpense en su salvación con temor y temblor. Porque Dios es quien obra en ustedes tanto el querer como el hacer, para Su buena intención.”.[14]
Conocimiento Simple
El Conocimiento simple de Dios se refiere a que Dios tiene un conocimiento inmediato y simultáneo de todo. El conocimiento complejo en contraste, sería aprender, razonar, llegar a conocer. Pero Dios no aprende ni se olvida de cosas, ni tampoco tiene que pasar por un proceso de comparación o deducción para conocer o entender (“¿Quién guió al Espíritu del Señor, O como consejero suyo le enseñó?,” Is. 40:13). Su conocimiento de todo es entonces simple e inmediato. También, se incluye en esta definición de conocimiento simple el elemento de que todo conocimiento de Dios es simultáneo, o sea, Dios es completamente consciente de todo lo que él conoce, a la misma vez. Su capacidad no está limitada a pensar con parte de su conocimiento, sino que simultáneamente y plenamente lo sabe todo (“Porque Mis ojos están puestos sobre todos sus caminos, que no se me ocultan, ni su iniquidad está encubierta a Mis ojos,” Jer. 16:17; “Porque mil años ante Tus ojos Son como el día de ayer que ya pasó, Y como una vigilia de la noche,” Sal. 90:4).[15]
Conocimiento Eterno
Dios siempre ha conocido todo, y siempre conocerá todo, su conocimiento es eterno (“…Que declaro el fin desde el principio, Y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: Mi propósito será establecido, Y todo lo que quiero realizaré…” Is. 46:9-11). Su conocimiento entonces nunca cambia. Ahora, quizá uno argumente que Dios dice en Isaías 43:25, “Yo, Yo soy el que borro tus transgresiones por amor a Mí mismo, Y no recordaré tus pecados.” ¿Entonces, cómo se puede decir que a él no se le olvida nada? No es que a Dios se le haya olvidado, solo que escoge no recordarlo en relación al pecador. Escoge, a través de Cristo, perdonar el pecado y no recordarlo relacionalmente contra el pecador, aun sabiendo de ello.[16]
Conociendo al que Conoce Todo
Sería impresionante aún si Dios solo tuviese todo el conocimiento del mundo, sin sus otros atributos perfectos, pero es algo completamente maravilloso que su omnisciencia funcione en acuerdo con sus demás atributos. Dios es soberano, justo, y es un Dios de gracia, y no solo sabe, sino que tiene el poder de ejecutar todo su saber omnisciente, y lo hace según su persona y propósitos. ¡Gracias Dios por ser santo y amoroso! Sin tu santidad, solo serías otro juez corrupto, pero eres perfectamente santo. Sin tu amor y misericordia, estaríamos condenados eternamente. ¡Con estos atributos y con sus propósitos seguros, cuánto más uno debe conocer a Dios!
Si eres incrédulo, sabe que Dios conoce todos tus pecados, y concorde a su santidad y propósito, te juzgará (“¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.” Sal. 139:7-8, RV60; Sal. 94:1-11). Entonces, ven a los pies de Jesús, arrepiéntete y conoce al único Señor y Salvador. Confía plenamente en el Señor y Salvador omnisciente.
Si ya conoces al Señor, sigue conociéndole y confiando en él. Dios no prometió que todo te iba a ir como querías, al contrario, prometió dificultades derivadas de vivir en un mundo pecador (Ro. 8:18-25), y ser seguidor de Cristo (2 Ti. 3:12). No obstante, Dios tiene un plan para ti, y debido a que él sabe todo, y tiene control de todo, llevará su plan a cabo (Ro. 8:30; Is. 40:27-31).[17]
No te enorgullezcas como tantos que, intentando descifrar su misterio divino, acaban racionalizándole y sujetando el misterio a un razonamiento humano. No se debe someter el perfecto y omnisciente Dios, el Creador, a la pequeña e imperfecta voluntad y conocimiento de la criatura. Recuerda que el Omnisciente no puede ser entendido por completo por el humano. Hay un misterio no entendible en Dios, al cual uno tiene que someterse y aceptar humildemente.
“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Is. 55:9, RV60).
Postrémonos y adoremos al Dios omnisciente.
“Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Ro. 11:36, RV60).
BIBLIOGRAFÍA
Culver, Robert Duncan. Systematic Theology: Biblical and Historical. Reprint edition. Fearn: Mentor, 2013.
Grudem, Wayne. Systematic Theology: An Introduction to Biblical Doctrine. Zondervan Academic, 2004.
MacArthur, John. Teología Sistemática: Un Estudio Profundo de La Doctrina Bíblica, 2018.
McCune, Rolland. SYSTEMATIC THEOLOGY OF BIBLICAL…VOL.1 by Rolland McCune, 2009.
Molteni, Megan. The 60-Year-Old Scientific Screwup That Helped Covid Kill, May 13, 2021. Accessed June 14, 2021. https://www.wired.com/story/the-teeny-tiny-scientific-screwup-that-helped-covid-kill/.
Packer, J. I. Concise Theology: A Guide to Historic Christian Beliefs, 2008.
Postiff, Matthew A. “HOW GOD KNOWS COUNTERFACTUALS.” Master of Theology, Detroit Baptist Theological Seminary, 2010.
Strong, Augustus. Systematic Theology, 2014.
“How Does COVID-19 Spread between People?,” n.d. https://www.who.int/news-room/q-a-detail/coronavirus-disease-covid-19-how-is-it-transmitted.
[1] Megan Molteni, The 60-Year-Old Scientific Screwup That Helped Covid Kill, May 13, 2021, accessed June 14, 2021, https://www.wired.com/story/the-teeny-tiny-scientific-screwup-that-helped-covid-kill/; “How Does COVID-19 Spread between People?,” n.d., https://www.who.int/news-room/q-a-detail/coronavirus-disease-covid-19-how-is-it-transmitted.
[2] Molteni.
[3] Wayne Grudem, Teología Sistemática: Una Introducción a La Doctrina Bíblica (Miami, FL: Editorial Vida, 2007), 195.
[4] John MacArthur, Teología Sistemática: Un Estudio Profundo de La Doctrina Bíblica, 2018, 180–181; Grudem, Teología Sistemática, 195.
[5] Rolland McCune, Teología Sistemática del Cristianismo Bíblico (Sebring, FL: Editorial EBI, 2018), 119.
[6] Las referencias Bíblicas son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que sea indicado que otra versión sea usada.
[7] Grudem, Teología Sistemática, 195.
[8] Comparar con: Ibíd., 195–197; Robert Duncan Culver, Systematic Theology: Biblical and Historical, Reprint edition. (Fearn: Mentor, 2013), 87; McCune, Teología Sistemática del Cristianismo Bíblico, 119-122; MacArthur, Teología Sistemática, 179–180.
[9] Matthew A Postiff, “HOW GOD KNOWS COUNTERFACTUALS” (Master of Theology, Detroit Baptist Theological Seminary, 2010), 2–3; McCune, SYSTEMATIC THEOLOGY OF BIBLICAL…VOL.1 by Rolland McCune, 224-226.
[10] Postiff, “HOW GOD KNOWS COUNTERFACTUALS,” 5–7.
[11] Culver, Systematic Theology, 88; Grudem, Teología Sistemática, 197.
[12] Postiff, “HOW GOD KNOWS COUNTERFACTUALS,” 61–62.
[13] Augustus Strong, Systematic Theology, 2014, 284–286; Culver, Systematic Theology, 88–89.
[14] No se puede tratar ese tema plenamente, pero para más información, véanse los siguientes recursos: McCune, Teología Sistemática del Cristianismo Bíblico, 162–172, 180–182; Grudem, Teología Sistemática, 328–370.
[15] McCune, Teología Sistemática del Cristianismo Bíblico, 118–119; Packer, Teolología Concisa, 42; Culver, Systematic Theology, 87; Grudem, Teología Sistemática, 197.
[16] Grudem, Teología Sistemática, 197.
[17] Packer, Concise Theology, 31.
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