Vivimos en un mundo hipersexualizado.

Los comerciantes usan el sexo para vender productos que no tienen nada de sensual, como comida para gatos y limpiador de cañerías. Casi todas las películas (incluso las que son para niños) tienen alguna referencia o escena sexual obligatoria.

Los diseñadores de ropa crean modas para enfatizar una apariencia sensual. Las letras sexuales están a la orden del día en la música. Un acceso libre a internet hace que el sexo esté disponible a solo un clic de distancia. Con tan solo tocar un botón, el sexo está a plena vista desde prácticamente cualquier lugar. El periódico Huffington Post publicó esta estadística alarmante: “Los sitios de pornografía tienen más visitas por mes que Netflix, Amazon y Twitter juntos”.

Entonces, ¿cómo hacen los padres para seguir el ritmo en semejante mundo? El bombardeo de mensajes de los medios de comunicación y el fácil acceso a material sexualmente explícito puede hacer que los padres se sientan derrotados incluso antes de intentar abordar el tema con sus hijos. Sin embargo, es de vital importancia que no dejemos que nuestros adolescentes naveguen por estas aguas solos. Es algo imposible de evitar y no se irá a ninguna parte. 

Nosotros pensamos en eso y nuestros hijos también. 

No hay una manera sencilla de enfrentarse a la adolescencia y a todos los desafíos que esta trae. Una serie de consejos no hará que sea más fácil abrirse paso por este asunto.

Aunque es mejor si los padres han empezado la conversación sobre el sexo mucho antes de laadolescencia, en mi experiencia, casi todos esperan la mayor cantidad de tiempo posible antesde sacar el tema. Aun entonces, se suele sacar a colación durante algún fin de semana especial de padre e hijo o en una salida entre madre e hija; y a partir de ahí, el tema se evita con mucha incomodidad siempre que sea posible.

Los errores son parte del proceso de crianza. No existen los padres perfectos. No existen los adolescentes perfectos. ¡Y no existen libros de crianza perfectos! Al igual que nuestros adolescentes, no siempre hacemos lo que deberíamos hacer. Como la mayoría de las cosas en la adolescencia, en general, tendrás más de una oportunidadpara abordar cada problema.

Para ayudarte a interactuar mejor en situaciones en las que tal vez te encuentres enfrentado a tu adolescente. Si lo miramos desde esta perspectiva, quizá veas mejor tu propia necesidad del Salmo 103, y de la gracia y la misericordia que se encuentran en Cristo.

Con esa perspectiva, puedes tener esperanza de que, dentro de cada interacción con tu adolescente, hay potencial para un gran bien. 

Todos somos proyectos en curso, y nuestros adolescentes no son la excepción. También es importante recordar que Dios conoce tus propias debilidades y fracasos y los de tu adolescente. El Salmo 103 está lleno de buenos recordatorios para los padres de adolescentes.

Hay verdad allí, tanto para ti como para tu hijo. Dedica un momento a leer el Salmo 103 y pídele al Señor que te ayude a aferrarte a la perspectiva que se presenta en el texto. A medida que leas el pasaje, considera tanto tu historia como la de tu adolescente.

Salmo 130
1Bendice, alma mía, al Señor, Y bendiga todo mi ser Su santo nombre. 
2Bendice, alma mía, al Señor, Y no olvides ninguno de Sus beneficios. 
3Él es el que perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus enfermedades; 
4El que rescata de la fosa tu vida, El que te corona de bondad y compasión; 
5El que colma de bienes tus años, Para que tu juventud se renueve como el águila. 
6El Señor hace justicia, Y juicios a favor de todos los oprimidos. 
7A Moisés dio a conocer Sus caminos, Y a los israelitas Sus obras. 
8Compasivo y clemente es el Señor, Lento para la ira y grande en misericordia. 
9No luchará con nosotros para siempre, Ni para siempre guardará Su enojo. 
10No nos ha tratado según nuestros pecados, Ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.  11Porque como están de altos los cielos sobre la tierra, Así es de grande Su misericordia para los que Le temen. 
12Como está de lejos el oriente del occidente, Así alejó de nosotros nuestras transgresiones. 
13Como un padre se compadece de sus hijos, Así se compadece el Señor de los que le temen. 
14Porque Él sabe de qué estamos hechos, Se acuerda de que solo somos polvo. 
15El hombre, como la hierba son sus días; Como la flor del campo, así florece; 
16Cuando el viento pasa sobre ella, deja de ser, Y su lugar ya no la reconoce. 
17Pero la misericordia del Señor es desde la eternidad hasta la eternidad, para los que le temen, Y su justicia para los hijos de los hijos, 
18Para los que guardan Su pacto Y se acuerdan de Sus preceptos para cumplirlos. 
19El Señor ha establecido Su trono en los cielos, Y Su reino domina sobre todo. 
20Bendigan al Señor, ustedes Sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutan Su mandato, Obedeciendo la voz de Su palabra. 
21Bendigan al Señor, ustedes todos Sus ejércitos, Que le sirven haciendo Su voluntad. 
22Bendigan al Señor, ustedes todas Sus obras, En todos los lugares de Su dominio. Bendice, alma mía, al Señor.

El Señor conoce cómo somos y cómo es nuestro adolescente, y tiene compasión de nosotros. No nos trata según lo que merecemos al ser pecadores. Es más, en Cristo, nuestros pecados son alejados de nosotros tan lejos como está el oriente del occidente. Él es un Dios que perdona y redime.


Criando hijos

Este artículo es un extracto del libro Criando hijos en un mundo hipersexualizado, publicado por Editorial EBI. Conoce la serie Criando hijos.


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