En nuestra cultura, las relaciones sexuales son el área donde las Escrituras parecen estar más en desacuerdo a la opinión de la mayoría, y la opinión de la mayoría nos afecta más de lo que nos damos cuenta.
La unión libre es un ejemplo. En mi propia vida, ha pasado de ser vergonzoso a estar mal visto, a ser “mejor que las alternativas”, a ser aceptado y a ser una fase necesaria de toda relación que deba celebrarse. Después de todo, el matrimonio no parecía ayudar a muchos de nuestros padres a permanecer juntos.
Para reconsiderar el tema, consideremos los sólidos y frescos argumentos pastorales del apóstol Pablo en el capítulo seis de su primera carta a los Corintios. Su propósito es importante. Quiere mostrar la conexión entre las palabras de las Escrituras sobre la sexualidad y “Jesucristo, y Este crucificado” (1 Co 2:2). He incluido el pasaje a continuación, pero como presenta un razonamiento menos común, también lo parafrasearé, lo cual he encontrado útil con pasajes difíciles. Espero que Pablo lo apruebe.
Aquí está el original:
“Todas las cosas me son lícitas, pero no todas son de provecho”. Todas las cosas me son lícitas, pero yo no me dejaré dominar por ninguna. Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos, pero Dios destruirá a los dos. Sin embargo, el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo. Y Dios, que resucitó al Señor, también nos resucitará a nosotros mediante Su poder. ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, acaso, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo! ¿O no saben que el que se une a una ramera es un cuerpo con ella? Porque Él dice: «Los dos vendrán a ser una sola carne». Pero el que se une al Señor, es un espíritu con Él.
Huyan de la fornicación. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, el cual tienen de Dios, y que ustedes no se pertenecen a sí mismos?Porque han sido comprados por un precio. Por tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su espíritu, los cuales son de Dios. (1 Cor 6:12–20)
Aquí está la paráfrasis:
Observa cómo podemos encontrar una creencia, en algún lugar de nuestras almas, de que somos agentes independientes, libres para tomar nuestras propias decisiones. Esta creencia puede ser despertada cuando escuchamos que “no estamos bajo la ley sino bajo la gracia” (Rom 6:14). Pero ten cuidado. Incluso las personas que no siguen a Jesús dirían que la libertad tiene sus límites. Algunas decisiones son buenas para nosotros y otras no.
Vamos más allá. También tenemos otras creencias que necesitan una atención más cuidadosa. Por ejemplo, decidimos que algunas cosas no son tan importantes. No tienes que detenerte completamente en cada señal de alto. ¿Y el sexo? No parece dañar a nadie. Es una cosa natural, corporal, y aunque es un deseo inusualmente fuerte, no tiene permanencia espiritual. El sexo no existirá en el cielo, así que no puede importar tanto. Sigamos con asuntos espirituales más importantes. Para citar el comentario pasajero de un profesor cristiano, “¿Por qué le importaría tanto a Dios lo que hacemos con nuestros genitales?”
Pero aquí está la verdad. “Pertenecemos—cuerpo y alma—tanto en la vida como en la muerte, a nuestro fiel Salvador Jesucristo” (Catecismo de Heidelberg). Jesús no ha reclamado solo tu alma. Reclama todo de ti. Jesús vino a nosotros en un cuerpo físico, fue resucitado cuerpo y alma, y lo veremos en carne. Nuestros cuerpos importan. Lo que hacemos con nuestros genitales importa.
Y ahora, algunos misterios profundos. Cuando vienes a Jesús por fe, estás unido a él, cuerpo y alma. Eso es lo que hace el Espíritu. Es un misterio, sin duda, pero es verdad. Perteneces a Cristo; eres parte de Cristo; eres una extensión de Cristo. Su cuerpo es dado por ti; tu cuerpo está unido a Él.
Resulta que hay diferentes maneras de estar unido a alguien.
Podemos estar unidos a una persona a través de un acto sexual.
Podemos estar unidos a un cónyuge por un pacto, que puede expresarse en una relación sexual.
Podemos estar unidos a Cristo por un pacto, que se expresa como fe.
Con esto en mente, ¿cómo podrías unir tu cuerpo a alguien a quien Cristo no te ha dado? El sexo es unirse a otro, y cuando es ilegítimo, profana el nombre de Cristo. Piensa en cómo el adulterio es deshonroso y catastrófico para los matrimonios. Por lo tanto, si entramos en un pacto con Cristo, y luego establecemos uno nuevo en una relación sexual ilegítima, lo deshonramos, y el impacto puede ser catastrófico.
Si vas a vivir tu nueva identidad en Cristo, que, en última instancia, es lo más satisfactorio que podrías hacer, huye de la tentación sexual—como José. No pienses; corre. Si piensas, seguramente racionalizarás una decisión para causar estragos en todo tu ser. Corre. Cuando estés en tu sano juicio, podrás ver que el pecado sexual es un pecado único que trae su propia versión silenciosa de la muerte a nuestros cuerpos y almas.
Un pensamiento más. ¿Sabes que tu unión con Jesús es tal que el Espíritu de Jesús está realmente dentro de ti? Eso te convierte en un tabernáculo santo. Solo aquellas cosas autorizadas por Dios—es decir, santificadas—pueden ser llevadas dentro. Cualquier otra cosa profana tu propio cuerpo y deshonra a Cristo.
Para resumir todo esto: No eres tuyo; fuiste comprado por precio. No eres un agente libre e independiente que está por encima de la ley de Dios, y a Dios le importa profundamente lo que haces con tu cuerpo. Como una forma de plantar esto en tu alma, comienza tu día con este resumen, recuérdalo, habla de él y haz una lista de algunas maneras en que podría cambiar tu día: “Esta es la buena vida. Solo se puede encontrar en Jesús. No se encuentra dividiendo mis lealtades entre Jesús y una relación no consagrada (para usar el lenguaje del tabernáculo). Que el Espíritu me dé ojos que ven y un corazón abierto para que estas realidades me posean completamente.”
Esta traducción tiene concedido el Copyright © (23 de marzo de 2023) de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). El artículo original titulado “Sex and Christ Crucified”, Copyright © 2023 fue escrito por Ed Welch. El contenido completo está protegido por los derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso escrito otorgado por CCEF. Este artículo fue traducido íntegramente con el permiso de The Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) por José Luis Flores, Editorial EBI. La traducción es responsabilidad exclusiva del traductor.
This translation is copyrighted © (march 23, 2023) by the Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF). The original article entitled “Sex and Christ Crucified”, Copyright © 2023 was written by Ed Welch. All content is protected by copyright and may not be reproduced in any manner without written permission from CCEF. Translated in full with permission from the Christian Counseling & Educational Foundation (CCEF) by José Luis Flores, Editorial EBI. Sole responsibility of the translation rests with the translator.
La atracción hacia el mismo sexo y el evangelio
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