Mientras predicaba una serie de sermones en nuestra iglesia sobre el tema de la escatología, enseñé de 1 Tesalonicenses 4:13-18 en cuanto a la segunda venida de Cristo. Pablo empieza y termina el pasaje de una manera que me permitió decirle a mi gente: “Esto es lo que uno hace con la escatología”. Pablo empieza con esto: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”. Luego termina: “Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras”. Empieza y termina con una nota pastoral. La escatología se trata de cómo uno sufre y cómo uno ayuda.
Dejé de hablar, y dedicamos algún tiempo al diálogo. Las personas sólo querían saber si el marco del tiempo era premilenario, postmilenario o amilenario. Yo respondí: “Ustedes están perdiéndose el punto. ¿Oyen esto? Pablo no quiere que ignoren el hecho de que Jesús está vivo. Jesús volverá. Estaremos con él para siempre. ¿Por qué? A fin de que ellos se entristezcan de cierta manera. A fin de que ellos se animen (consuelen) unos a otros de cierta manera. ¿Ven de qué trata ese conocimiento? Es asunto de cómo afligirse.
Es asunto de cómo aconsejar a los amigos afligidos. Uno habla conocimiento a las vidas de las personas, y eso impacta su aflicción. Para eso uno tiene la boca: “La boca del sabio es fuente de vida”. El conocimiento sirve para que otros puedan beber palabras que dan vida. La doctrina se trata de deleite, todo en cuanto a cómo uno vive, todo en cuanto a como uno aconseja”.
Definición de Consejería Bíblica
Como cimiento de partida, considera mi definición de la consejería bíblica: La consejería bíblica es el uso del idioma centrado en Dios, saturado de la Biblia, en contacto emocionalmente, para ayudar a las personas a llegar a estar obsesionadas por Dios, que exaltan a Cristo, que gozosamente se olvidan de sí mismas para amar a las personas.
Quisiera desempacar esa definición en lo que sigue, y preguntar: ¿Cuál es la relación entre deleite y doctrina? ¿Cuál es la relación entre la consejería y la iglesia? ¿Cuál es la relación entre la gloria de Dios y su amor por nosotros?
Enseñanza de la Verdad
La consejería bíblica es el uso del idioma centrado en Dios, saturado de la Biblia, en contacto emocionalmente, para ayudar a las personas a llegar a estar obsesionadas por Dios, que exaltan a Cristo, que gozosamente se olvidan de sí mismas para amar a las personas. ¿Qué significa eso? Primero, significa que hay que enseñar la verdad. Ese pasaje —1 Tesalonicenses 4:14-18— rebosa con la verdad:
Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.
La consejería bíblica no es nada si no se centra en Dios y está saturada por la Biblia. R. C. Sproul me dijo poco después de que James Boice murió que en una de sus últimas conversaciones con él, el Dr. Boice le dijo: “R. C., estamos rodeados de pastores flojos que dicen: “Las personas no necesitan enseñanza, no necesitan conocimiento; necesitan que se las abrace, necesitan silencio, necesitan relatos, necesitan experiencias compartidas”.
James Boice tiene absolutamente toda la razón en cuanto a que se ha reducido el énfasis sobre la enseñanza. Las personas urgentemente necesitan que se les enseñe sobre la naturaleza de Dios. Urgentemente necesitan una perspectiva bíblica, centrada en Dios, en cuanto a todo. Antes de que suceda una calamidad como la del 11 de septiembre, pusimos para nuestra gente los cimientos de la férrea soberanía y gloria de Dios de modo que ellos no digan: “¡Tonterías!”, ni cierren sus bocas sin tener nada que decir.
De eso se trata la consejería bíblica; sea desde el púlpito, en la oficina o con los vecinos. Lo que entiendo de la naturaleza de la consejería es que tiene que ver con conocimiento, tiene que ver con nuestra boca, tiene que ver con doctrina y tiene que ver con la naturaleza de Dios— comunicada de maneras que cambian a los oyentes.
Capto eso en 1 Tesalonicenses 4:13-18 y, por supuesto, está en toda la Biblia. Considera Romanos 15:4: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” (énfasis añadido). Todo lo escrito es para dar esperanza. Todo se mueve delconocimiento escrito al temor del corazón. O Salmo 19:7-8: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón; El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos”.
La enseñanza da vida. El testimonio hace sabio. Los preceptos producen gozo. Si no lo hacen así, algo anda mal. ¡Usted está haciendo algo incorrectamente! Los preceptos producen cambio en las emociones. La predicación va a las emociones con doctrina. Juan 15:11 dice: “Estas cosas os he hablado, para que… vuestro gozo sea cumplido”. Hablar es asunto de gozo. Predicar es asunto de gozo. La consejería es asunto de gozo. Uno pasa de la cabeza a la boca, a la cabeza, al corazón, y produce gozo, lo que transforma la vida de una persona.
Restaurando la Consejería a la Iglesia
Permítame pasar a mi segunda preocupación: Poner la consejería en la iglesia. ¿En dónde más podría estar? ¿Podría estar en alguna otra parte y ser verdadero? Hay obstáculos aquí. Permítame destacar y atender sólo uno. Muchos que están leyendo esto pudieran responder: “No sirve”, o “¡Nunca he visto a nadie dado a la doctrina que esté emocionalmente lúcido!”. Allí está uno de los mayores obstáculos. Esta es mi recomendación. Casi todo lo que hago con mi vida tiene el propósito de resolver este problema. A fin de que la consejería, como lo he expuesto, sea restaurada a la iglesia, el afecto debe ser restaurado a la reflexión. A fin de que la consejería sea restaurada a la iglesia, el deleite en Dios debe ser restaurado a las doctrinas en cuanto a Dios. El saborear a Cristo debe ser restaurado a ver a Cristo. La contrición tierna debe ser restaurada a la convicción dura.
La comunión con Dios debe ser restaurada a contender por Dios. Tomo esto último de John Owen. Él dijo: “Tenemos comunión con Dios en las doctrinas por las que contenemos”.1 Esa es su medida de si él en verdad está contendiendo. “Debo aprender a tener comunión con Dios en la doctrina”. ¿No es esa una frase interesante? ¿Quién habla de esa manera hoy? Uno tiene que retroceder 300 años para hallar cosas tan poderosas sobre el pecado y la comunión con Dios. “Contender por y tener comunión con Dios en una doctrina”. ¿En dónde hay una clase de teología sistemática que ayude a los estudiantes a darse cuenta de que cuando uno desempaca la encarnación o la naturaleza de la Trinidad o las dos naturalezas de Cristo o la expiación vicaria, uno tiene comunión con el Señor al defender y contender por la doctrina, o de otra manera no lo está haciendo bien? ¡Con razón las personas a menudo no quieren estar cerca de individuos a quienes les impulsa la doctrina! No están haciendo doctrina como es debido. No están emocionalmente en contacto con las verdades que enseñan.
Los pastores tienen un enorme trabajo aquí, un trabajo imposible. Pero nosotros que somos pastores tenemos que hacer esto. Tenemos que considerar nuestro mandato bíblico respecto a modelar para nuestra gente lo que impide el que ellos lleguen a ser consejeros eficientes unos para otros. Me interesa más en que mi gente se aconseje unos a otros que en dar consejería yo mismo. Aconsejo principalmente desde el púlpito a fin de producir consejeros, miles de ellos.
Esto es lo que se dice en cuanto a pastores y el pueblo de Dios en Hebreos 13:17: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”. Este es un mandato asombroso para los pastores. Básicamente está diciendo que si los pastores quieren amar a su gente y ser de provecho en lugar de ser un estorbo para ellas, necesitan ser felices. ¿Es eso una mala paráfrasis? ¡Yo me defendería con cualquier erudito sobre esa paráfrasis! Dice: “Que ellos hagan esta obra pastoral—cuidar de sus almas—con alegría, y no quejándose, porque eso no sería de ningún provecho para ustedes”.
Pastores, líderes cristianos, y consejeros bíblicos, si quieren amar y bendecir a las personas, ¡procuren ser alegres! Si se vuelven indiferentes a la búsqueda de su propio gozo, se vuelven indiferentes al amor, y no pueden equipar a la iglesia para aconsejar. ¡Eso es pecado! Uno no puede amar a las personas si es indiferente a su propia felicidad en el Señor.
Ahora, hay una multitud de personas que pecan cuando predican y hablan de doctrina negando con toda su conducta lo precioso de lo que están hablando. Las personas no se van diciendo: “Eso fue lo más dulce que jamás he oído”. No parece que el pastor o consejero bíblico piensa que eso es dulce o precioso. No parece que piensa que es algo que cambia la vida o que lo hará feliz a él. En verdad, parece estar hablando de una manera que indica que tiene miedo de que eso lo haga feliz.
¿Por qué querrá alguien volver para escuchar? ¡Todos queremos ser felices! Esa es exactamente la manera en que Dios nos hizo. El deseo de ser felices es lo mismo como el deseo de tener hambre. Es algo que Dios nos dio, escrito directamente en nuestros corazones. Dios se puso a sí mismo como el centro todo-satisfactorio de todo gozo. La razón por la que uno no es feliz, si no lo es, es porque no ha llegado a ese centro de gozo todavía. Líderes gozosos, que tienen comunión con las verdades por las que contienden, son cruciales para restaurar la consejería a la iglesia.
Lee la segunda parte de este artículo.
Lee la tercera parte de este artículo.
Este artículo es un extracto el libro Consejería Bíblica Cristo-céntrica, publicado por Editorial EBI.
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