“Identifica tus ídolos”. ¿Has escuchado esta frase o una parecida? El primer mandamiento nos llama a adorar únicamente a Dios, y por lo tanto adorar a cualquier otra cosa en lugar de Dios es quebrar la ley. Además, tenemos muy claro que lo que más amamos y adoramos es lo que rige mucha de nuestra conducta.
Sin embargo, a veces pienso que necesitamos un poco de equilibrio en este tema. No quiero de ninguna manera desistir de tratar el tema de la idolatría, pero creo que a menudo lo tratamos sin mucha claridad. Decimos cosas como “debes trabajar tus ídolos” o “¿no será que eso es un ídolo?”. Cuando hacemos esto, solemos caer en un tipo de caza de brujas donde cualquier cosa que nos guste, o parece ocupar nuestro tiempo, de repente puede ser un ídolo. Esto, en muchos casos, provoca una neurosis y culpa constante para asegurar que mi trabajo, mi familia, la televisión, las redes sociales, el ejercicio, mis amigos… no sean ídolos.
Si lo sabes o no, hay muchas cosas en el mundo que podemos disfrutar. La comida es algo digno de disfrutar, igual que la familia, la tele, y aún las redes sociales. Solo porque disfrutas algo, o si ese algo ha ocupado mucho de tu tiempo, o lo anhelas y lo tienes como un ideal en tu vida, esto no significa que eso es un ídolo. ¿Cómo podemos realmente entender la idolatría?
Solo porque disfrutas algo, eso no significa que es un ídolo.
Idolatría en la Biblia
Para muchos de los autores de la Biblia, la idolatría era un concepto muy concreto, ya que a menudo estos ídolos eran dioses falsos, creados por los hombres, a los cuales se les dedicaban liturgias y adoraciones religiosas. Estos actos de adoración fueron identificados específicamente como religiosos en lugar de adorar a Yahweh únicamente.
En ese sentido, la idolatría, especialmente del Antiguo Testamento, no era algo sutil. Sería fácil de observar, ya que los actos religiosos a Yahweh solo eran sustituidos por actos religiosos rendidos a imágenes hechas por manos, y esto era romper los primeros dos mandamientos (Éxodo 20:1-5). Irónicamente, mientras Moisés recibía estos mandamientos en el monte de Sinaí, el pueblo de Israel estaba al pie del monte haciendo un ídolo de un becerro de oro.
Muchos de los profetas se dedican a llamar al pueblo de Israel al arrepentimiento por haber abandonado la adoración únicamente a Dios. Especialmente reconocido es el pasaje en Jeremías 10:8: “Pero ellos a una son torpes y necios, en su enseñanza de vanidades, pues su ídolo es un leño”. La torpeza y necedad es obvia ya que, como dice el versículo 5, los ídolos son “como los espantapájaros de un pepinar” que no “hablan”, “andan”, ni tampoco pueden “hacer bien alguno”.
En el Nuevo Testamento se amplía un poco más el uso del concepto de idolatría. Pasajes como Efesios 5:5, la avaricia y la inmoralidad son comparadas a la idolatría. Filipenses 3:19 se habla de alguien “cuyo dios es su apetito”. Aún quizás más reconocido es Mateo 6:24, donde Jesús habla del dinero como un dios a quien no podemos servir si queremos servir al Dios verdadero. Nos recuerda que donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón.
En general, esto nos da a entender que hay ciertas conductas que demuestran que, por debajo de ellas, hay confianza y adoración a algo que no es Dios. Quizás toda la confianza de una persona está puesta en el dinero para la provisión y no en Dios. Quizás está buscando saciar su placer en vez de ser saciado por Dios.
En general, podríamos definir la idolatría así: es entregar nuestra adoración y confianza a cualquier otra cosa en vez de a Dios.
Algunos puntos finales:
Anhelar mucho algo no lo convierte en un ídolo
Puedes anhelar mucho un trabajo o una familia. Aún, puedes anhelar mucho tener éxito. De hecho, estos anhelos y apetitos son buenos, y Dios nos dio la capacidad para disfrutar de toda la creación. ¿Anhelas una familia? ¡Gloria a Dios! ¿Anhelas un trabajo? ¡Gloria a Dios! ¿Anhelas comer buena comida? ¡Gloria a Dios! ¿Anhelas el sexo tal y como Dios lo ha diseñado? ¡Gloria a Dios!
Algo se vuelve un ídolo en el momento en que lo anhelamos de forma desmedida y desobediente y llegamos a rebelarnos contra Dios o reemplazar nuestra adoración de Dios.
Algo se vuelve un ídolo en el momento en que lo anhelamos de forma desmedida y desobediente.
La adoración y tu conducta
Sin embargo, toda nuestra conducta es una respuesta a lo que más adoramos y amamos. Jesús nos recuerda en Mateo 6 que donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón, y más adelante nos recuerda que toda nuestra conducta fluye del corazón. O sea, aquello que más valoramos en la vida gobierna nuestra conducta.
Esto no significa que solo estaremos orando y cantando alabanzas para demostrar que amamos a Dios sobre todas las cosas. En cambio, si adoramos a Dios sobre todas las cosas, viviremos toda nuestra vida de tal forma que la ordenaremos bajo Él y sus mandamientos.
La confianza y tus afanes
Al mismo tiempo, puede que en ciertos momentos aquellas cosas que nos gustan mucho están operando como un dios falso. En vez de simplemente ser cosas buenas, se vuelven nuestro refugio y confianza. Esto suele suceder aún más en medio de nuestros afanes. Tim Keller dice que un ídolo es “cualquier cosa que esperas que te proporcione lo que solamente Dios puede darte”.
Confiar en algo como proveedor de lo que solo Dios puede darme es fabricar un ídolo. ¿Debemos trabajar? ¡Por supuesto! Pero solo Dios te puede dar seguridad; el trabajo no. ¿Debemos hacer ejercicio? ¡Por supuesto! Pero solo Dios te puede cuidar, el ejercicio no.
La Biblia claramente habla de la idolatría. Sin embargo, es importante mantenernos sobre la enseñanza de la Biblia, y no ocuparnos en una caza de brujas, buscando un ídolo debajo de cada gusto humano.
Este artículo fue publicado originalmente en Justin Burkholder.
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