Esta pregunta es muy común dentro de la iglesia; el contexto puede variar, pero en general se debe a que a alguien le parece que es necesario hablar de algo diferente. La pregunta no está mal en sí, y hasta se podría argüir que en algunas ocasiones es justificada. Por eso, en esta ocasión la idea será meditar un poco acerca de la validez de dicha pregunta (o queja).
Si hay algo que es común en muchos ministerios, es que se ha adoptado la mentalidad del mercado para atraer a la gente. Se busca estar constantemente produciendo contenido nuevo, abordar nuevos temas y perspectivas, y si bien en ocasiones algo puede ser genuinamente novedoso, en otras ocasiones se busca la novedad por el puro deseo de provocar en la gente lo mismo que provoca cualquier producto nuevo en el mercado.
Hace no mucho, mi esposa y yo estábamos haciendo las compras en el supermercado, y ella atrajo mi atención sobre un chocolate sabor “churro”[1]. La verdad es que no sabemos cuánto tiempo tiene que salió eso, pero me arriesgaré a decir que se trata de una combinación nueva de sabor con el chocolate. De hecho, mi esposa que tiene mucho mayor atención al detalle que yo, me dijo que había visto ese sabor («churro») en otro tipo de productos (como el helado), «tal vez se trata del sabor de moda». Para mí, la verdad es algo nuevo (aunque no me he sentido movido a probarlo) y ciertamente muchas empresas tienen la presión de estar innovando porque esto satisface las demandas del mercado. «Si la gente quiere cosas nuevas, hay que darle cosas nuevas (como las nuevas combinaciones de sabores) porque lo importante es vender».
El problema con todo esto, es que lo importante para la iglesia no debería ser vender ni procurar gustar, sino ser fieles tanto en la práctica de la piedad (y todo lo que implica esto) como en la enseñanza de la Palabra de Dios. Pablo dijo a Tito en relación con el obispo:
Debe retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza, para que sea capaz también de exhortar con sana doctrina y refutar a los que contradicen (Tit. 1:9).
El obispo debe retener la enseñanza recibida (la cual fue impartida por los apóstoles) y la debe ministrar a otros. Si bien, tanto en Tito como en 1 Timoteo se dan más características o demandas de los ancianos / obispos, compete enfatizarse que hay que ser fiel en transmitir la enseñanza recibida por el tema que estamos tratando. Cuando la gente en la iglesia demanda novedad en la enseñanza, primeramente, tenemos que decir que está demandando algo que la Escritura no está pidiendo de aquellos que enseñan. La demanda de la Escritura es que sea algo conforme a la Palabra de Dios y, por ende, no se trata de algo original en el estricto sentido.
¿Pero qué tal si alguien solo enseña o predica del mismo tema? ¿Está bien? Bueno, en ese caso habría que especificarse más. Por ejemplo, si se trata de que quien enseña, o los que enseñan, no se están preocupando por transmitir todo el consejo de Dios, en ese caso la crítica es justificable. Pero, lo que sería importante recalcar es que, en ese ejemplo, el problema no es que no se está siendo original, sino que no se está siendo fiel en transmitir lo que ya ha sido dado, lo cual es antiguo.
¿Pero qué tal que se esté dando una serie de predicaciones acerca de un libro de la Biblia? Aquí es necesario advertir que hay temas que son recurrentes a lo largo de la Biblia, y en particular cuando se trata de libros específicos de la Biblia. Por ejemplo, en Tito que se trata de una epístola de tan solo 3 capítulos; Pablo enfatizará las buenas obras en Tito 1:16; 2:7, 14; 3:1, 8, 14. Una vez en el primer capítulo, dos en el segundo y tres veces en el último. ¿Debería quien enseña sentirse tentado a no hablar de las buenas obras para no parecer redundante? ¡Por supuesto que no! Porque ser fiel en transmitir todo el consejo de Dios sería repetir lo que la Biblia repite. Esto por hablar de las buenas obras en Tito; pero la cantidad de repeticiones a los temas de la restauración del pueblo de Dios, el juicio a las naciones, el arrepentimiento por el pecado y el amor de Dios por su pueblo (por poner solo algunos ejemplos en los libros proféticos) sería la muerte para el adicto a la novedad temática si se estuviese enseñando, por ejemplo, un libro como Oseas.
Ante esto último, hay que aclarar que ciertamente, aunque a rasgos generales hay mucha repetición temática en los profetas, Dios por medio de los profetas hace uso de una exquisita variedad de metáforas, lenguaje figurado, estructuras literarias, etcétera, para transmitir su mensaje. Pero aun con eso, los temas centrales siguen siendo los mismos, no solo a través de cientos de capítulos en los profetas, sino también a lo largo de cientos de años. Y aun con toda la repetición llamando al arrepentimiento de los profetas, muchos no escucharon. ¿Me atrevería a argüir que Dios se equivocó en la repetición? A veces, la necesidad puede ser más bien, de volver a oír las mismas cosas.
Pablo dice en Filipenses 3:1:
Por lo demás, hermanos míos, regocíjense en el Señor. A mí no me es molesto escribirles otra vez lo mismo, y para ustedes es motivo de seguridad.
Pablo dice que no le era molesto escribir lo mismo, y para nosotros no debería ser molesto escucharlo. Y ni que discutir con las indicaciones de Dios en Deuteronomio 6:6-7 acerca de enseñar la ley de Dios a los hijos; esto implicaba repetición por supuesto.
A todo esto, es sugerente recapitular que:
- Cuando la queja es debido a que no se está enseñando todo el consejo de Dios, o sea que la queja es debido a que no se ve una preocupación por enseñar de manera sistemática y progresiva la Palabra de Dios en su totalidad; entonces, se vuelve necesario detenerse a analizar las motivaciones detrás de esta práctica.
- Pero si la queja es simplemente una demanda de novedad sin mayores razones, una exigencia por el entretenimiento, un deseo de ser estimulado por la dopamina, de la misma forma en la que las redes sociales logran estimular a sus usuarios, entonces hemos confundido la estimulación con la edificación.
¿Cuántas personas en nuestras congregaciones no podrían a lo mejor haber dicho en algún momento: «el día de hoy la enseñanza fue de bendición»? Confundiendo el haber sido confrontado con la Palabra con solo haber sido estimulado por la novedad. Al final se vuelve un tema de motivaciones que nos llaman al constante autoanálisis y a la oración pidiendo a Dios que revela la realidad de nuestro corazón.
Pero, en cuanto a los que enseñan, solo nos queda recordar que, si la gente pide en la iglesia lo mismo que reciben del mundo, nuestra responsabilidad es temer a Dios antes que a los hombres.
[1] El churro en México es un postre elaborado a base de masa frita, espolvoreado con azúcar y canela.
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