Definición del término “Trinidad”

Dentro del Ser único que es Dios, existen eternamente tres personas co-iguales y coeternas, dígase, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Usted podría pensar que una creencia que se pueda expresar en una oración resultaría ser bastante simple; pero esto sería un error. He elegido mis palabras con mucho cuidado. Cada una resulta muy importante, cada una tiene una función específica. Más importante aún, he evitado también ciertas palabras. Observemos brevemente algunas de las principales cuestiones presentadas por esta definición.

En primer lugar, la doctrina descansa completamente sobre la verdad de la primera cláusula: hay un solo Dios. “El Ser único que es Dios” lleva consigo una gran carga de información. Ésta no solo afirma que hay un solo Dios (creencia histórica y compartida por cristianos y judíos conocida como monoteísmo), sino que también insiste en que el “Ser” de Dios (con inicial mayúscula para contrastarlo con el término “personas” que se encuentra en la cláusula siguiente) es uno, único, inseparable, indivisible.

Como ya puede observar, hay mucho contenido en cada frase. “Analizaremos” todo esto a su tiempo; pero por ahora diremos que el énfasis de la primera cláusula es el monoteísmo y la afirmación de que hay un solo Dios verdadero.

En segundo lugar, la definición insiste en que hay tres personas divinas. Percatémonos de inmediato que no estamos diciendo que hay tres Seres que son un Ser, o tres personas que son una persona. Eso sería paradoja. Hago énfasis en esto porque, en la mayoría de las ocasiones, esta es la tergiversación de la doctrina que se encuentra comúnmente en la literatura de varias religiones que niegan la Trinidad. La segunda cláusula habla de tres personas divinas, no tres seres divinos. Como advertía anteriormente, no debemos sucumbir a la tentación de leer el término “persona” como si estuviéramos hablando de seres humanos finitos e independientes.

Cuando decimos “persona” al hablar de la Trinidad es muy diferente de aquello a lo que nos referimos cuando hablamos de criaturas como nosotros. En la última cláusula se identifican a estas personas divinas como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Muchas de las interpretaciones erradas sobre la Trinidad pueden ser disipadas si simplemente recordamos una verdad básica: Cuando hablamos de la Trinidad, estamos hablando de un Qué y tres Quiénes. El Qué es el Ser o la esencia de Dios; los tres Quiénes son el Padre, el Hijo y el Espíritu. Debemos ser muy cuidadosos de no mezclar el Qué y el Quiénes con relación a la Trinidad.

En tercer lugar, se nos dice que la relación entre estas personas divinases eterna. Ellas han existido eternamente en esta relación única. Se dice que cada una de las personas es eterna, que cada una es co-igual a la otra en cuanto a su naturaleza divina. Cada una comparte plenamente el Ser único que es Dios. El Padre no es 1/3 Dios, el Hijo no es 1/3 Dios, el Espíritu

no es 1/3 Dios. Cada uno es plenamente Dios, co-igual con los demás y todo eso de manera eterna. Nunca hubo un tiempo en que el Padre no fuera el Padre; en que el Hijo no fuera el Hijo; ni en que el Espíritu no fuera el Espíritu. Su relación es eterna, no en el sentido de que hubiera sido por largo tiempo, sino que existe, de hecho, fuera del tiempo mismo.

Entonces, los tres fundamentos de la Trinidad ya son claramente visibles. Ellos son:

PRIMER FUNDAMENTO: Monoteísmo: Hay un solo Dios

SEGUNDO FUNDAMENTO: Hay tres personas divinas

TERCER FUNDAMENTO: Las personas son co-iguales y coeternas

Estos tres fundamentos no solo proporcionan los cimientos en los que se basa la Trinidad, sino que nos explican por qué los cristianos que aceptan toda la Biblia creen en esta doctrina. Esto es muy importante. A menudo los debates que los cristianos tienen con otros acerca de la Trinidad caen en círculos viciosos porque no identificamos estas tres verdades como enseñanzas bíblicas. 

Cuando alguien nos dice: “¿Cómo puedes decir que solo crees en la Biblia, cuando usas términos como ‘Trinidad’ que no aparecen en ella?”, debemos estar prestos a señalar que estamos obligados a hacerlo porque la Biblia misma enseña estos tres puntos. Cada error y herejía en esta doctrina encontrará su origen en la negación de una o más de estas verdades.

Los Tres Fundamentos y la Biblia

Mi enfoque sobre la Trinidad no es como un tema filosófico o una especulación teológica que pueda interesar a una persona por un tiempo. Enfoco la Trinidad como una verdad revelada. No creo en la Trinidad porque sea “tradicional” hacerlo. Creo en ella por la misma razón que Atanasio1 lo hizo hace mucho tiempo: las Escrituras me obligan a llegar a esta conclusión. No puedo sostener la Biblia en mi mano y al mismo tiempo negar la Trinidad. Ahí existe una contradicción fundamental. 

La Trinidad es una doctrina para las personas que creen la Biblia. Resulta muy común que aquellos que niegan la Trinidad quieran hacer sentir a los cristianos como si fueran de cierto modo incoherentes al creer en una doctrina que no es “bíblica”. “¿Dónde encuentras la palabra ‘Trinidad’ en la Biblia?”, preguntan. Sin embargo, es todo lo contrario. Las únicas personas que son verdaderamente bíblicas son aquellas que creen todo lo que la Biblia tiene que decir sobre un tema determinado. Si creo todo lo que dice la Biblia sobre un tema X, y uso un término que no se encuentra en la Biblia para describir la enseñanza completa de las Escrituras sobre ese punto, ¿no estoy siendo más fiel a la Palabra que alguien que se limita a los términos solamente bíblicos, pero que rechaza algún aspecto de la revelación de Dios? 

Los cristianos creen en la Trinidad, no porque el término en sí aparezca en el texto de las Escrituras en alguna forma de credo. En cambio, ellos creen en la Trinidad porque la Biblia, tomada en su totalidad, aceptada como una revelación de Dios intrínsecamente coherente, enseña que hay un Ser único de Dios (Primer Fundamento) que es totalmente compartido (Tercer Fundamento) por tres personas divinas (Segundo Fundamento), el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Por lo tanto, no hay contradicción entre ser un “creyente de la Biblia” y creer en la Trinidad. Uno conduce natural e inevitablemente al otro. 

Después de que hayamos establecido estas verdades, ampliaremos brevemente nuestra definición. Si bien es suficiente explicar la doctrina en términos generales, a lo largo de los siglos los teólogos cristianos han considerado necesario explicar cuidadosamente y con mayor profundidad los diversos elementos de la doctrina. La mayor parte de este estudio ya más especializado ha sido para salvaguardar cada uno de los tres fundamentos de las sutiles, pero destructivas, erosión y redefinición. Estas definiciones técnicas son  generalmente negativas; es decir, nos dicen más sobre lo que no es la Trinidad que lo que sí es. Sin embargo, esto no debería sorprendernos.

Debemos recordar siempre que estamos tratando de definir y describir algo que es absoluta y universalmente único. Es mucho más fácil decir, “Esto no es a lo que me refiero”, que decir, “Bueno, esto es así”, pues no hay nada en el universo creado que sea real y plenamente semejante a algo que sea absolutamente único. ¡En primer lugar, eso es lo que lo hace único! Por esa razón, los teólogos han tenido mucho más éxito al decir: “La Trinidad no es esto”, que decir positivamente: “La Trinidad es esto”.

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Este artículo es un extracto del libro del libro La Trinidad Olvidada, escrito por el Dr. James R. White, publicado por Editorial EBI.

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