Pienso que la mayoría de nosotros conocemos los roles bíblicos del esposo y la esposa. El esposo debe ser: amante, aprendiz y líder de su esposa. La esposa debe ser su compañera (su ayuda adecuada, Gn 2:18), su admiradora (le respeta, Ef 5:33) y su seguidora (se somete a él, Ef 5:22-24): compañera, admiradora, seguidora. Pero hay veces cuando las cosas no van exactamente como se planean.

En ocasiones una esposa llega sola para la consejería porque ha llegado al límite de su paciencia. Se siente frustrada porque, en su opinión, su esposo no está tomando el liderazgo espiritual en la familia. Siente que está llevando una responsabilidad que no le corresponde. Este es un problema real que se remonta a Génesis 3 cuando Adán no tomó el liderazgo en proteger a su esposa, y los roles fueron invertidos cuando ella se encontró con la serpiente en el Huerto. 

Cosa que considerar

Es importante tener en mente que estoy escuchando solo un lado de la historia (Pr 18:17), así que debo tener cuidado de no tomar partido. Estoy del lado de Dios. Con eso en mente, debo asegurarme que cada sesión de consejería no resulte en una sesión de quejas acerca de su esposo.

Un hombre puede ser reacio a liderar por varias razones. Tal vez nunca lo vio modelado cuando crecía. Tal vez se sienta inferior a su esposa. Tal vez haya procurado liderar y ella le criticaba o no se sentía satisfecha, así que se dio por vencido. Posiblemente sea espiritualmente indiferente al rol que Dios ha ordenado para él.

La meta no es ayudarle a ella a cambiar a su esposo. La Palabra de Dios tiene mucho que decir sobre el cambio, pero se dirige a cada uno de nosotros como individuos. La Palabra de Dios no nos manda, o enseña, cómo cambiar a otras personas. Dios nos enseña cómo nosotros debemos cambiar, aun en (o especialmente en) circunstancias dificiles. La meta es que ella aprenda a agradar a Dios ya sea que su esposo lidere o no (2 Co 5:9).

La aconsejada está sufriendo, y no quiero minimizar aquello. Deseo mostrarle compasión. Vivir con un esposo pasivo es difícil y triste y no es parte del diseño para el matrimonio que Dios ha revelado.

Pero esta aconsejada es también una pecadora. La animaré a mirar primeramente la viga en su propio ojo (Mt 7:5).

¿Dónde empiezo?

Quiero hacer buenas preguntas para obtener datos e información de trasfondo para discernir los problemas del corazón. He aquí algunas preguntas que me gustaría hacer:

  1. ¿Cómo se conoció a su esposo?
  2. ¿Qué supo de él y su carácter antes de comprometerse? ¿Tuvo algunas inquietades (pero decidió casarse de todos modos)?
  3. ¿Cómo describiría ella su relación con el Señor y la relación de él con Dios durante su noviazgo?
  4. ¿Qué cualidades de su carácter le atraían de él?
  5. ¿Cómo se imagina que es un esposo que lidera? ¿Cuáles son sus expectativas sobre él en su matrimonio? ¿Qué está influenciando su respuesta a estas preguntas: sus propias ideas o la Palabra de Dios?
  6. ¿Se acostumbra a comparar a su esposo con otros hombres que conoce y respeta?
  7. ¿Cómo está respondiendo a las adversidades en su matrimonio?
  8. ¿Qué está haciendo bien su esposo? ¿Cómo ha respondido ella a eso?
  9. ¿Cómo se ve la relación de ella con el Señor en la actualidad? ¿Está creciendo?

Quiero escuchar con cuidado y hacer preguntas esclarecedoras antes de suponer que sé todas las respuestas. Para darle a ella esperanza, deseo enfatizar la gracia y sabiduría de Dios en sus circunstancias. Dios está completamente consciente de su situación, y está obrando en su vida.

Instrucción bíblica 

Sería provechoso explorar Génesis 3 con ella para ayudarle a entender las consecuencias de la caída. Cuando Adán y Eva pecaron, ciertas cosas entraron en el mundo: vergüenza, miedo, el esconderse, encubrimiento, echarle la culpa a otro y excusarse. Y, desde el primer matrimonio, todos sufrimos las consecuencias de la desobediencia de Adán y Eva. No hay matrimonios perfectos.

Hablaré con ella de los roles que Dios le ha dado en el matrimonio y cómo se deben poner en práctica, aun si su esposo no cumple con los roles que Dios le ha dado. Quisiera ayudarle a hacer lo que Dios le llama a hacer.

Mencioné anteriormente que ella necesita ver la viga en su propio ojo antes de ver la mota en el ojo de su esposo. ¿Ha contribuido ella al problema? Si es así, ¿cómo?

•  ¿Ha exigido o avergonzado a su esposo para que lidere en lugar de animarle a hacerlo? (He 10:24)

•  ¿Le ha menospreciado o ha sido impaciente con él en lugar de ser amable? (1 Co. 13:4)

•  ¿Ha hablado mal de su esposo ante los hijos u otras personas en lugar de edificarlo con sus palabras? (Ef 4:29)

•  ¿Su esposo ha intentado liderar, pero ella no está satisfecha con sus esfuerzos ven lugar de ser agradecida por el esfuerzo que hizo? (1 Ts 5:16-18)

•  Cuando su esposo expresa sus opiniones, ¿responde ella de manera crítica en lugar de hacerlo con respeto? (1 P 3:8-9)

•  ¿Realmente desea que su esposo le guie en lugar de querer estar a cargo? (Gn 3:16) ¿O ha sido reacia a hablar con su esposo por miedo de una confrontación? Si así es, ella también debe arrepentirse. Como su ayuda idónea, ella debería desear ayudarle a rendir buenas cuentas ante el Señor. Debe comunicarse de manera bíblica con su esposo, pidiéndole que él le evalúe en cuanto a la manera en que lleva a cabo su rol como esposa, y expresando sus deseos en cuanto al rol de él, y luego dejar los resultados al Señor; sin fastidiarlo o presionarle.

Dios está desarrollando en ella cualidades similares a las de Cristo que solo pueden ser desarrolladas en el horno del sufrimiento. Exploremos lo que Dios le está enseñando y cómo le está transformando en medio de sus luchas. Dios, en Su gracia, está haciendo que el amor de ella hacia Él sea más intenso, así como su dependencia de Él. Está poniendo al descubiero su falta de confianza y expone el pecado en su corazón. Está desarrollando perseverancia, carácter y esperanza (Ro 5:3-5).

Ella tiene la oportunidad de ser un gran ejemplo de una esposa piadosa mientras demuestra el fruto del Espíritu en su matrimonio. Puede orar diariamente por su esposo y por sí misma: que los dos tengan hambre por la Palabra de Dios y vivan para agradarle a Él.

Pensamientos finales

Alentaré a mi aconsejada a animar y ayudar amablemente a su esposo a llevar a cabo los mandatos que Dios le ha dado como líder en el hogar. Ella debe hacer que le sea más fácil guiarla y ¡elogiar sus esfuerzos cuando lo hace!

Sobre todo, ella debe encontrar su deleite en el Señor y depender de la gracia de Dios, que es suficiente, mientras escoge, con fidelidad, obedecerle y vivir para Él.

Preguntas para reflexión

  1. ¿Cómo has podido animar a una esposa a cumplir su rol en un matrimonio que es menos que ideal?
  2. ¿Cuál sería la cosa principal que ella debe saber y de la que debe depender en medio de sus circunstancias difíciles?

Este artículo fue publicado originalmente en Biblical Counseling Coalition (BCC)


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