Llevo años observando cómo antiguos alumnos, compañeros y amigos deconstruyen su fe. Me ha dolido, desconcertado y enfadado (con el Maligno) la pérdida de hermanos y hermanas que antes profesaban su fe en Cristo. Por “deconstruir”, quiero decir que se han vuelto contra su antigua profesión de fe y han negado el cristianismo. Algunos de ellos pueden ser rescatados y otros no (por la razón #10).

  1. Han experimentado algún daño, trauma o abuso a manos de cristianos profesos, iglesias y/o pastores.
  2. Han pasado demasiado tiempo leyendo, escuchando, viendo y hablando con personas que sostienen una teología débil, una herejía y han escuchado el siseo de la serpiente preguntando: “¿Realmente eso dijo Dios?”.
  3. Han absorbido y adoptado, consciente o inconscientemente, suposiciones y presuposiciones naturalistas, ateos, hedonistas, y luego han criticado la Biblia a la luz de ellos. Como resultado, encuentran la Biblia objetable, ridícula o repugnante.
  4. Se han cansado del escarnio, el ridículo y la presión del mundo incrédulo, y les resulta más fácil abandonar la fe para simplemente seguir adelante.
  5. Tenían expectativas muy fuertes sobre la vida y lo que Dios haría, y al verse defraudados, no pueden soportar la idea de adorar al Dios que sienten que les ha defraudado.
  6. Han entendido y malinterpretado la revelación bíblica sobre el carácter y las acciones de Dios, y han llegado a creer que son más morales que Dios, y ahora condenan el carácter de Dios y sus acciones en las páginas de las Escrituras.
  7. Crecieron en iglesias y familias legalistas donde se añadieron al evangelio y a la ley moral de Dios, abundantes reglas hechas por el hombre. En algún momento se cansaron de estos ambientes opresivos y no pudieron separar el verdadero cristianismo del legalismo, por lo que abandonaron la fe.
  8. Se alimentaron de la justicia social liberal y del incipiente marxismo, y encontraron que la aceptación bíblica de la desigualdad a causa de la maldición del pecado y el llamamiento bíblico al sufrimiento eran insuficientes, según su nuevo sistema de creencias de que la salvación es la liberación de la desigualdad.
  9. Simplemente, ya no querían estar atados a la ética bíblica, a menudo relacionada con la clara restricción bíblica de la actividad sexual a un hombre y una mujer en un pacto monógamo de matrimonio. Querían tener sexo y no sentirse culpables por ello.
  10. Para empezar, nunca fueron verdaderos creyentes. Son apóstatas que se hicieron pasar por cristianos, muy convincentemente y durante mucho tiempo. 1 Juan 2:19-22 “Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros; porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero salieron, para a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros. [20] Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis”.

Este artículo es un extracto de el libro Cada Creyente Confiado, publicado por Editorial EBI.

Descarga una muestra gratis.


Comparte en las redes