Nota del staff de EBI Blog: La publicación de hoy es la tercera de una mini-serie de cuatro partes de sobre el Trastorno del Espectro Autista. El objetivo de esta serie es ayudarte a entender la etiqueta de autismo y equiparte para ministrar a aquellos etiquetados como autistas. 

Cómo ayudar a un autista por medio de consejería

En el artículo anterior de esta mini serie, hablé de las definiciones del autismo y algunos de los problemas asociados con esa etiqueta. Para leer ese artículo, que incluye algunas advertencias del propósito de estos posts, haz clic aquí. Hoy deseo cambiar el enfoque hacia ayudar a la persona que lleva la etiqueta autista con cuidado y compasión, reconociendo que cada una posee muchas fortalezas, así como debilidades. Las etiquetas pueden ser hirientes, estigmatizadoras y despectivas. Así que, es importante que el cuerpo de Cristo reflesione en esto bíblicamente, lo cual es diferente del enfoque del mundo.

Desean amor, no una etiqueta

En una ocasión aconsejé a un joven encantador que se encontraba en el medio del espectro autista. Esperaba con gusto reunirme con él porque por lo general él cumplía con sus tareas, activamente leía las Escrituras y genuinamente prestaba atención a mis consejos lo mejor que podía. Y aprendí mucho de él. Él sabía que algo no estaba del todo bien en él (su propia descripción), pero ese no fue nuestro enfoque en la consejería. En lugar de ello, nos enfocamos en lo que él sí podía hacer. Sus habilidades superaban con creces sus incapacidades. Él era un creyente con un testimonio claro y un entendimiento tal del evangelio, que tenía un corazón de evangelista. A menudo, él hablaba del amor de Cristo lo mejor que podía con otros en su entorno, en la escuela, la iglesia y en el supermercado. Encontré que nuestro enfoque en su relación con Cristo y sus interacciones con otros me dieron oportunidades para ayudarle en sus áreas de lucha como la amargura y la ira. Mientras que nuestras sesiones de consejería no resultaron en avances trascendentales, hubo progreso importante y constante sobre un periodo largo de tiempo. Descubrí que una sesión de treinta minutos con él cada semana era suficiente.

Él no quería ser tratado como víctima. No quería ser menospreciado. No deseaba una etiqueta, y nunca usé la etiqueta de autismo con él en una sesión de consejería. Nunca. Él no quería ser visto como «diferente», como si le faltara algo de valor en su vida. En ocasiones, predicaría en su grupo de jóvenes en una pequeña iglesia los domingos por la noche y servía en otras maneras de acuerdo a sus habilidades. Me enseñó muchas lecciones de vida, y tocó las vidas de muchos otros en una manera significativa. ¡En varias ocasiones, su gran progreso me hizo desear que mis otros aconsejados fuesen más como él!

La prevalencia del autismo

Como tal vez recuerden de la definición de Autism Speaks (El Autismo Habla) del segundo artículo de esta mini serie, el autismo es más prevalente en nuestra cultura de lo que antes pensábamos. Con 1 de cada 59 niños afectados, es de suma importancia aprender cómo pensar bíblicamente sobre aquellas personas a quienes se les da la etiqueta de autista, a la vez que ofrecemos consejería bíblica con cuidado y compasión para los miembros de la familia y los principales cuidadores de personas autistas está aumentando en importancia. El sitio web de Autsim Speaks amplió su explicación y definición del autismo como sigue:

Varios factores pueden influir en el desarrollo del autismo, y a menudo se acompaña con sensibilidades sensoriales y problemas médicos tales como trastornos gastrointestinales (GI, por sus siglas en inglés), convulsiones o trastornos del sueño, así como desafíos en cuanto a la salud mental como ansiedad, depresión y problemas de atención. Los indicadores del autismo usualmente aparecen a los 2 o 3 años. Algunos retrasos del desarrollo pueden aparecer aun más temprano, y frecuentemente, pueden ser diagnosticados tan temprano como a los 18 meses. La investigación muestra que la intervención temprana conduce a resultados positivos más adelante para las personas con autismo.[1]

La opinión es que alguien etiquetado con TEA tendrá el trastorno por toda la vida porque no se cree que haya una cura. Se piensa que con el debido cuidado, dichas personas pueden mejorar en su aprendizaje de señales sociales, aunque tal vez nunca las dominen.

Los desafíos del autismo

Ya que la mayoría de los consejeros bíblicos trabajarán con personas autistas a quienes el artículo ha llamado altamente dotados antes que los severamente desafiados (esos son los términos descriptivos usados por Autism Speaks), deseo animar a los consejeros bíblicos a estar más alerta a la soledad potencial, los momentos de ansiedad, la tristeza y otros problemas asociados con aquellas personas etiquetadas como autistas. Los consejeros bíblicos deben ser sensibles a dos dinámicas con los que tiene que lidiar la persona autista: ser malentendido y malentender a otros en ambientes sociales y conversaciones.

He aquí un pequeño ejemplo: imagínate cuán desalentador sería ser malentendido por otros cuando haces una declaración supuestamente muy seria, pero la multitud de gente irrumpió en risas, pensando que bromeabas, y ni siquiera estás seguro de por qué se están riendo. A nadie le gusta ser malentendido incluso aquellos que se etiquetan como autistas.

Otro desafío para la persona autista es malinterpretar lo que alguien realmente quiere dar a entender cuando habla. Una persona a quien yo estaba aconsejando dijo: «Odio cuando malinterpreto algo que me han dicho». Pensamientos de autocondena y creencias erróneas como: «Soy tan tonto», son el tipo de cosas que el consejero bíblico puede abordar teniendo un espíritu franco, dispuesto a aprender, tratando a la persona con dignidad y ofreciendo consejería con compasión y gracia. El problema predominante de ser incomprendido y malentender a otros es que la persona autista no puede definir con claridad dónde ocurrió el error en la comunicación. Es posible que ni siquiera se de cuenta de que hubiera una mala comunicación.

Dificultades en la crianza de los hijos

Los niños que tienen desafíos autistas todavía se están desarrollando y están aprendiendo a procesar la información, así que los problemas de crianza se complican. A veces es más fácil razonar con un adulto autista que lidiar con la crianza de un niño con autismo. Los adultos tal vez puedan expresar mejor su fatiga cuando experimentan una sobrecarga sensorial, pero a un niño le puede faltar la habilidad de discernir el problema. Los desafíos tal vez sean los mismos, pero la respuesta a ellos madura con el tiempo en los adultos.

Los principales cuidadores de bebes y niños con la etiqueta de autismo pudieran sentir fatiga ellos mismos por no saber por qué el niño llora y no puede ser tranquilizado. Mientras que un niño neurotípico pudiera responder favorablemente a recibir un juguete, un abrazo u otra cosa deseable, estas sencillas rutinas tal vez no tranquilicen a un niño con autismo. A veces, debido a una sobrecarga sensorial o tal vez por otra razón desconocida, el niño no puede recibir consuelo. Los principales cuidadores pueden exasperarse a veces. La compasión y el cuidado son lo que los consejeros bíblicos ofrecen, tanto a cuidadores como a las personas autistas porque todos ellos son hechos a imagen de Dios y ¡Él los ama tanto!

Conclusión

Tu conocimiento de algunas de las distinciones de esta etiqueta tal vez requiera más estudio, pero mi deseo es aumentar la apreciación por cada persona etiquetada como autista y por las luchas de sus principales cuidadores. Recuerda que una persona autista tiene gran valor de acuerdo al diseño de Dios, y que tu enfoque esté en los aspectos positivos en la medida de lo posible. Dios tiene un propósito redentor y glorioso planeado para cada uno de Sus seres creados. Aquellos que tienen la etiqueta de autista tienen un alma eterna y merecen nuestra compasión y cuidado. Necesitan oír de la esperanza del evangelio, así como cualquier otra persona. Puedes entender mejor cómo las personas autistas piensan y procesan lo que pasa en el mundo al escucharlas amorosamente, hacer buenas preguntas y recopilar datos para llegar a ellos y animarlos en una manera que puedan entender; todo para la gloria de Cristo.

 Preguntas para reflexión

¿En cuáles maneras puedes servir a alguien etiquetado como autista? ¿Cómo podrías servir a los principales cuidadores de alguien que tiene la etiqueta de autista? ¿Cómo podrías encontrar maneras de ayudar a personas con la etiqueta de autismo a servir en tu iglesia local? ¿Cómo puedes influir en otros para que piensen de manera diferente sobre el autismo y acerca de los portadores de la imagen de Dios que llevan la etiqueta de autismo?

Publicaciones en esta serie:

1.⁠ ⁠Preguntando a Dios ¿Por qué?
2.⁠ ⁠Continuando la conversación sobre un entendimiento bíblico de autismo
3.⁠ Cómo ayudar a una persona etiquetada como autista
4.⁠ ⁠Ayudando a una familia con integrantes con autismo

Publicado originalmente en Biblical Counseling Coalition.


[1] Acedido desde https://www.autismspeaks.org/what-autism el 13 de febrero 13, 2019.


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