Hay creyentes que piensan que la teología es aburrida, que es solo un asunto teórico, que es un tema un tanto irrelevante para los problemas reales del día a día. Sin embargo, permíteme decirte que los que piensan así; están totalmente equivocados. Creo que una de las razones de la mala condición de la Iglesia en la actualidad es la falta de conocimiento de teología bíblica, y el descuido de la relevancia de ella para la vida práctica del creyente. Me gustaría mostrarte que la teología es práctica, y que es como una columna vertebral para el cristianismo.

Quiero invitarte a que veas cuán práctica, relevante y real es la omnipotencia de Dios para la vida del cristiano y de esa manera invitarte a que experimentes el poder de Dios en tu vida.

¿Qué significa?

La omnipotencia divina quiere decir que Dios es todopoderoso. Él puede hacer aun aquello que para nosotros es imposible, porque Dios tiene la capacidad de hacer todo lo que está de acuerdo con su voluntad.  El ángel Gabriel reveló a María “Porque ninguna cosa será imposible para Dios” (Lc. 1:37).

Dios puede hacer todo lo que le es intrínsecamente posible. C.S. Lewis lo afirma así “La omnipotencia divina significa un poder capaz de hacer todo lo intrínsecamente posible, no lo intrínsecamente imposible.”[1] Con esto no se está limitando el poder de Dios, sino que se limita imputar a Dios tonterías de argumentaciones humanas. Por ejemplo, Dios no puede hacer un cuadrado redondo, o un triángulo cuadrado, o un círculo rectangular; tampoco Dios crearía una piedra tan grande que no pueda levantar. Esto no muestra que Dios tiene límites, más bien que Dios es racional e inteligente y no un esclavo de caprichos humanos.[2]

A esto salta una pregunta, ¿qué significa que hay cosas que son intrínsecamente imposibles para Dios? Significa que Dios no hará nada que contradiga su carácter, su naturaleza, nada que vaya en contra de ninguno de sus otros atributos. Ahora, Dios tiene el poder de hacer todas las cosas, pero Dios no puede mentir; en Hebreos se menciona: “a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta…” (6:18). Dios, tampoco puede tentar a nadie al mal; Santiago indica “Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie.” (1:13).  Además, Dios no puede ser infiel, porque no puede negarse a sí mismo. El apóstol Pablo escribe a Timoteo “si somos infieles, Él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo.” (2 Ti. 2:13). Todas estas evidencias gritan que puedes confiar plenamente en Dios cualquiera sea tu situación. Desde la cama de un hospital hasta el lugar más cómodo de tu casa, puedes descansar plenamente en la veracidad y fidelidad del todopoderoso Dios.

La omnipotencia de Dios manifestada en la creación

Una de las evidencias más claras del poder glorioso de Dios se exhibe en la grandeza de la creación.  El salmista perplejo del poder divino reflejado en la creación dice “Los cielos proclaman la gloria de Dios, y la expansión anuncia la obra de sus manos.” (Sal. 19:1). En nuestros tiempos, cuanto más se descubre de la grandeza, precisión y perfección del firmamento, tanto los científicos como nosotros quedamos boquiabiertos. Es increíble que un mínimo error en cómo suceden las cosas en el universo, significaría una catástrofe inimaginable. Esto afirma en voz alta que Dios es todopoderoso, capaz de sustentar todo el universo con su poder, como dicen las Escrituras “…por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder…” (He. 1:2-3).  

Las maravillas de la creación nos hablan de la omnipotencia de Dios, quien creó todo con el poder de su palabra; vemos eso en la formación de una criatura en el vientre de su madre, así como en la extensión de los mares, y la grandeza del universo. Todo esto que es incomprensible para nosotros fue hecho por Dios sin esfuerzo alguno. Ricardo Watson escribe “La facilidad con que Él sostiene, ordena, y controla el más poderoso y difícil de los elementos, presenta su omnipotencia bajo un aspecto inefable de dignidad y majestad.”[3]  El apóstol Pablo afirma “Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” (Ro. 1:20).

Reflexionar en la creación de Dios como la manifestación de su gran poder, impulsa al creyente a seguir ministrando aun en medio de una generación en caos, porque Dios tiene el poder de crear y transformar de acuerdo con su voluntad, por medio de su palabra. Dios tiene el poder para estimularnos al amor, al perdón, a la humildad, a la reconciliación, al arrepentimiento, a la aceptación de circunstancias difíciles, y asuntos semejantes a estos que son indispensables para la buena salud espiritual del creyente.

La omnipotencia de Dios manifestada en la historia.

El control de Dios sobre la historia universal, y las historias individuales de las personas; es una marca indudable de su omnipotencia. Nada ocurre en la historia sin el previo conocimiento y consentimiento de Dios, aun los eventos relacionados a la muerte de nuestros Señor Jesucristo estaban bajo el control absoluto de Dios. El apóstol Pedro dice en cuanto a la muerte de Jesús “a este, entregado por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios, clavasteis en una cruz por manos de impíos y le matasteis” (Hch. 2:23). Nadie puede burlarse de Dios o pensar que puede estropear el plan de Dios porque él tiene el control absoluto de la historia.

Además, su poder se manifiesta en el control de tu historia personal. La inmensa grandeza del poder divino es evidente en los más mínimos detalles de nuestra historia desde quiénes son nuestros padres hasta dónde nacimos. Las Escrituras nos dicen, “y de uno hizo todas las naciones del mundo para que habitaran sobre toda la faz de la tierra, habiendo determinado sus tiempos señalados y los límites de su habitación” (Hch. 17:26). Dios no se equivocó al darte los padres que te dio, ni tampoco al permitirte nacer en el país en que naciste, y mucho menos al permitirte vivir donde lo has hecho hasta hoy.

La omnipotencia de Dios manifestada en la salvación

Esta verdad es una de las realidades que nos animan para ministrar el evangelio a las personas del mundo sean creyentes o no. Conocemos personas que, desde el punto de vista de algunos, son individuos que ya no tienen solución o esperanza, ¡son casos sin remedio! PERO, nadie está fuera del alcance de su poder, una de las maneras más tangibles en que se manifiesta su omnipotencia es transformando a una persona, dándole vida espiritual aunque estaba muerto, eso es un verdadero milagro.

De manera única la omnipotencia de Dios se manifiesta al cambiar la personalidad, el carácter, los gustos, las preferencias, la vida de una persona.

En una oportunidad un hombre que desde la perspectiva de muchos hombres merecía el cielo, tuvo un encuentro con Cristo, quien con amor le mostró el obstáculo en su corazón que le impedía ser salvo. Los discípulos ante tal encuentro se preguntaban, si este no puede ser salvo, ¿quién podrá serlo? A lo cual Jesús responde: “…Para los hombres esto es imposible; pero para Dios todo es posible.” (Mt. 19:26). Nosotros nunca podemos pensar que Dios no pueda salvar a alguien y cambiar su naturaleza, o que nosotros no podemos cambiar, porque la omnipotencia de Dios puede operar efectivamente en cualquier corazón.[4]     

La omnipotencia de Dios manifestada en Marcos 4:35 – 5:43

Uno de los propósitos del segundo evangelio es demostrar la divinidad de Cristo (Mr. 1:1). Una de las maneras en que Marcos hace esto es relatando la omnipotencia de Dios interviniendo poderosamente en las vidas de las personas de una manera que nadie pudiera cuestionar que Jesús es Dios.

 En esta sección encontramos cuatro historias, y en cada una de ellas se demuestra la omnipotencia de Dios interviniendo de maneras distintas. En la primera, los discípulos se encuentran en una gran tormenta, era tan fuerte que, aunque eran pescadores profesionales pensaban que morirían. Ellos no podían hacer nada ante el poder de la naturaleza. Pero Jesús sí podía, él transformó la tempestad en bonanza solo con su palabra, demostrando que tiene poder por encima de la naturaleza (Mr. 4:35-41).

Más adelante, Jesús y sus discípulos se encuentran con una persona que estaba sufriendo debido a que estaba endemoniada. Todo intento de liberarle había fallado. Desde el punto de vista humano era un caso perdido. Era alguien a quien nadie podía dominar ni ayudar, hasta que tuvo un encuentro con la omnipotencia de Dios. Las palabras de Jesús fueron suficientes para librarle de una legión de demonios, demostrando que Jesús tiene poder por encima de las huestes satánicas.

La tercera historia, nos cuenta de una mujer con una enfermedad humanamente incurable. En su desespero, esta mujer había gastados todo lo que poseía para buscar una solución, pero no podía encontrar nada ni nadie que pudiera ayudarle, hasta que tuvo un encuentro de fe con Jesús. El poder de Dios es tan grande que esta mujer fue curada al solo tocar la ropa de Jesús. Así el Señor demostró que tiene poder por encima de las enfermedades, aun aquellas humanamente incurables.

Y por último, la historia más impresionante es la de un padre desesperado por ayudar a su hija con enfermad de muerte. Mientras buscaba a Jesús para pedir ayuda, su hija murió. Camino a casa, en compañía de Jesús, algunas personas le instaban a no molestar al Maestro porque su hija ya estaba muerta. Pero Jesús anima al hombre a confiar y continuar su camino. Al llegar, Jesús entró, tomó las manos de la niña y le mandó que se levantara, y ella se incorporó con vida y totalmente sana. Jesús demostró que tiene poder aún por encima de la misma muerte.

Dios es omnipotente y él puede hacer lo que nosotros no podemos. Él tiene la capacidad que nosotros no tenemos, tiene el poder que nosotros no tenemos y tiene la habilidad que nosotros no tenemos. Él es todopoderoso, eso significa que no existe ninguna situación en tu vida en la cual Dios no pueda ayudarte.

La omnipotencia de Dios es infinita

Que la omnipotencia de Dios sea infinita quiere decir que su poder es ilimitado, es eterno, no existe nada que sea inalcanzable para Dios. El profeta Jeremías afirma “¡Ah, Señor Dios! He aquí, tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido; nada es imposible para ti” (Jer. 32:17) y más adelante Dios afirma “He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí?” (Jer. 32:27). No existe nada que este fuera del alcance de su poder.

Nuestro poder es limitado. Limitado por el tiempo, por el espacio y por la capacidad. Pero no sucede así con Dios porque él es un ser infinito y por ende, su poder es infinito. Dios tiene capacidad total, un poder que es efectivo en todas las edades, en todos los espacios, y de la misma manera; porque la omnipotencia de Dios es infinita. Con relación a esta verdad Tozer afirma “Concedamos que Dios es infinito y que tiene existencia en sí mismo, y de inmediato veremos que también tiene que ser todopoderoso, y la razón se arrodillará para adorar ante la omnipotencia divina.”[5]

Por causa de esta verdad, nosotros podemos descansar tranquilos y confiados pensando en nuestro futuro, sabiendo que el efectivo poder de Dios hoy, será igual mañana con nuestros descendientes.

El poder de Dios aviva al creyente 

La omnipotencia de Dios es inagotable, nunca se gasta, nunca se acaba, siempre está disponible para ser aplicada efectivamente en la vida de cualquier creyente. Esta es la razón por la cual el poder divino puede avivar al creyente de todas las edades, en todos los lugares y bajo cualquier circunstancia. El poder de Dios está disponible hoy, con la misma potestad y con la misma efectividad que lo estuvo ayer y con seguridad, lo estará mañana.

Esta verdad debería de avivar la vida de oración del creyente. Delante de esta realidad tenemos que orar sin cesar y con una dedicación más profunda. Así lo veía Pablo “Y a aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros,” (Ef. 3:20). Entonces ora, conversa con Dios porque nada de lo que hables con él está fuera del alcance de su poder efectivo. Él puede hacer lo que para nosotros es imposible. Así que, no dejes de orar por la salvación de las personas, por la restauración de creyentes apartados, por la fortaleza de creyentes desanimados. Nadie ni nada está fuera del alcance del poder transformador de Dios.

Qué aliento es saber que el poder de Dios puede avivar al creyente que esta desanimado, deprimido, o debilitado espiritualmente. Podemos ministrar con esperanza a personas necesitadas porque el poder de Dios puede cambiar de manera radical a cualquiera que este hundido en cualquier tipo de pozo.

El poder de Dios aviva el evangelismo personal porque es una de las maneras más tangibles que podemos experimentar su omnipotencia. Dios sigue salvando personas que están perdidas por medio del evangelio, sigue dando vida a los que están muertos en sus pecados, sigue llamando a personas de las tinieblas a su luz admirable. Esto quiere decir que podemos presentar el evangelio con denuedo porque la omnipotencia de Dios sigue salvando a inconversos.

Conclusión

Dios tiene el poder para hacer cualquier cosa de acuerdo con su voluntad. Como dice el salmista “Nuestro Dios está en los cielos; Él hace lo que le place.” (Sal. 115:3). Él puede hacer todo lo que no contradiga su persona y su naturaleza. Él tiene el poder que nosotros no tenemos y la habilidad que nosotros no poseemos. Dios nos puede ayudar porque tiene la capacidad para hacerlo. Entonces, cuando estamos en tribulaciones tenemos que hacer esa pregunta retórica de Génesis 18:14 “¿Hay algo demasiado difícil para el Señor?”

La omnipotencia de Dios demostrada para nosotros en la resurrección de Jesús, está a nuestra disposición en Cristo; como lo dijo Pablo “y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder” (Ef. 1:19). Que Dios nos ayude a vivir hoy aquí a luz de esa atmosfera celestial de la omnipotencia de Dios. “Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina” (Ap. 19:6).


[1] C.S Lewis, El Problema del Dolor, (New York: Rayo, 2006), 36.

[2] Randy Alcorn, If God is Good (Colorado Springs: Multnomah, 2009), 143.

[3] Ricardo Watson en Lewis Chafer, Teología Sistemática, vol. 1, (Barcelona, España: CLIE, 2009), 218.

[4] Millard Erickson, Teología Sistemática. Colección Teológica Contemporánea 28 (Barcelona, España: Clie, 2008), 301.

[5] A.W. Tozer, El Conocimiento del Dios Santo, (Florida: Vida, 1996), 73.


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