Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, y de todas las cosas visibles e invisibles; Y en un solo Señor Jesucristo, Hijo Unigénito de Dios, Engendrado del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, verdadero Dios de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consubstancial con el Padre… Y creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida, procedente del Padre y del Hijo, El cual con el Padre y el Hijo juntamente es adorado y glorificado… 

(Credo de Nicea, Siglo IV d.C.)

El eterno y santo Dios, Creador de los cielos y la tierra, se ha revelado al hombre por medio de la creación y la conciencia (Romanos 2:1-2), y ha provisto en ellos la información suficiente acerca de Él como para merecer una respuesta de glorificación y agradecimiento.

Sin embargo, solo en la revelación especial de las Escrituras se ha revelado que dicho Dios es Trino.[1] Esto lo hizo para que le conozcamos, a través del Hijo, a quien adoramos. Por tanto, la doctrina de la Trinidad es mucho más que simplemente una confesión ortodoxa. 

El único Dios, revelado en Padre, Hijo y Espíritu Santo, es supremamente glorioso y majestuoso. Y solo así su pueblo redimido lo adorará.

El único y verdadero Dios ya se gozaba eternamente en la intimidad que sostenían las tres personas de la Trinidad.  Sin embargo, sin necesitar gozarse en nadie más que en sí mismo, aún así se ha dado a conocer a la humanidad, al crear el universo, y desarrolló un maravilloso plan de redención a causa de la rebelión de un pueblo hecho a su imagen, y todo para su gloria. Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo nos ofrecen perdón, restauración, y la mayor satisfacción que un ser humano pueda experimentar – la adoración al Dios Trino al experimentar su gloria. En Cristo, y por Cristo, adoremos al eterno y único Dios.

¿Qué se pretende decir con “Trinidad“?

¿A qué nos referimos cuando usamos la palabra “Trinidad”? 

El Dr. James White nos presenta un resumen: “Dentro del Ser único que es Dios, existen eternamente tres personas coiguales y coeternas, a saber, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.”[2] 

Es de suma importancia que entendamos esta descripción como punto de partida. Aunque existe una vasta cantidad de obras teológicas que tratan con mayor profundidad este tópico, aquí solo veremos una breve explicación de la Trinidad como doctrina bíblica. Solo de esta manera podremos adorar a Dios por quién es, sin reservas, por cómo nos hizo en la creación, lo que hizo por nosotros en la redención, y por la comunión eterna que ya disfrutamos con Él por medio de Cristo.

Dios progresivamente revelado

Aunque Dios se ha dado a conocer por medio de la creación (Sal. 19:1-2; Rom. 1-2; Hechos 17:28), solo mediante su Palabra podemos conocerlo de  manera relacional, al ser destinatarios del mensaje redentor. 

Primeramente, en Génesis, vemos a Dios revelado como Creador. Es importante notar que no se convirtió en Creador en el momento de la creación. El Dr. Richard Barcellos nos recuerda que, “Dios, y solo Dios, trajo la creación (y el tiempo con ella) a la existencia sin ningún cambio en Dios. La ejecución del poder divino no convierte a Dios en lo que no era; revela quién es Él.”[3] 

Algunos teólogos suelen enfatizar la descripción de Dios como “Padre” antes que “Creador”, debido al aspecto relacional en la Trinidad que precede la creación, sin embargo, Dios ha sido Creador y Padre (entre otros descriptivos) por toda la eternidad, aunque nos ha sido revelado primeramente como Creador.

La Trinidad revelada

Lo que revela el Antiguo Testamento

De manera progresiva, las Escrituras nos revelan más acerca de Dios. Ya desde el Génesis se nos enseña que aunque Dios es uno, existe algo de pluralidad en la unicidad de su esencia. 

Elohim

Génesis 1:1, “En el principio creó Dios [Elohim] los cielos y la tierra”. La palabra Elohim, en hebreo, es un plural. Es posible traducir Elohim como “dioses” sin embargo, la conjugación del verbo “creó” exige que su sujeto sea tercera persona singular. Un solo ser creó los cielos y la tierra. 

Aunque varios teólogos deducen que significa “plural o intensidad de majestad” es muy probable que apunte a algo mayor, como veremos más adelante. Luego, vemos en los versículos 26-27 del mismo capítulo, en la creación del hombre y la mujer, “Entonces dijo Dios [un solo Dios], “Hagamos [primera persona plural] al hombre a nuestra [plural posesión] imagen, conforme a nuestra [plural posesión] semejanza…”. La pluralidad continúa, aunque los pronombres en la creación exigen el acto de un solo Dios.

Algunos consideran que el uso del plural se refiere a la reunión de ángeles. Sin embargo, los ángeles no crearon, sino solo Dios. Notemos que el hombre no fue creado a imagen de ángeles. Génesis 1:26 dice, “hagamos al hombre a nuestra imagen”, en el siguiente versículo Moisés presta comentario sobre lo dicho por Dios, “Y creó Dios al hombre a su imagen…”. Por ende, cuando Dios dice “nuestra imagen” sólo puede incluir la imagen del Dios singular en esencia revelado aquí, y no tiene nada que ver con ángeles.

Otra perspectiva es que el uso de Elohim (plural), “hagamos”, y “nuestra”, se asemeja a los reyes de antes que hablaban en primera persona del plural para engrandecerse (plural de majestad) ante sus súbditos, sin embargo, este uso plural no se utilizaría hasta la llegada del imperio persa mucho después de que se escribiera Génesis.[4]

La tercera, y correcta perspectiva, según mi humilde opinión, es que estas palabras plurales forman “una referencia rudimentaria o no completamente desarrollada a la Trinidad: las tres Personas distintas de la Deidad que comparten la única y completa esencia de la divinidad o deidad”.[5]

Oye Israel… el Señor uno es

Deuteronomio 6:4 aclara el asunto, “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, El Señor uno es”. No podemos, luego, deducir que Elohim y El Señor sean distintos, porque en la creación, Elohim es llamado SEÑOR Dios (Yahweh/Jehová Elohim) varias veces (Gen. 2:4, 5, 7, 8, 9, 15, 16, 18, 19, 21, 22).[6]

El resto de lo que hoy llamamos “Antiguo Testamento” está repleto de revelación que exige monoteísmo (un solo Dios), sin embargo, con pistas de pluralidad en la singularidad de la esencia de Dios. La suma del texto hace múltiples referencias al Padre, la deidad del Mesías y el Espíritu de Dios. Sin embargo, el Antiguo Testamento no revela explícitamente una comprensión de la Trinidad en sí, aunque ofrece una aprehensión de algo más allá que el estricto monoteísmo de los judíos y musulmanes actuales.

La Trinidad revelada en el Nuevo Testamento

Entonces, ¿cómo y cuándo fue revelada la Trinidad? El único Dios en tres personas fue revelado entre el tiempo de la encarnación de Jesús y el comienzo del Nuevo Testamento, aunque se registra después en el Nuevo Testamento.[7] Hoy leemos que el Nuevo Testamento explícitamente revela al Padre como el único Dios, al Hijo como el único Dios, y al Espíritu Santo como el único Dios, sin confundir a los tres.

El Padre es el único Dios

Sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien proceden todas las cosas y nosotros somos para Él…

1 Corintios 8:6 LBLA

El Nuevo Testamento generalmente usa el título “Dios” para el Padre. Él no solamente es llamado “Padre” de Jesús, sino es Padre adoptivo de todos los que reciben la redención en Cristo (Jn. 1:12-13). Además, tiene funciones con respecto a la creación que difieren de las del Hijo y de las del Espíritu Santo. Creó todo por medio del Hijo, envió al Hijo, envía al Espíritu Santo, y esperamos el día en que envíe al Hijo nuevamente. En aquel día glorioso, el Hijo entregará todo al Padre.

El Hijo es el único Dios

Dios Hijo, el que Isaías vio sentado en su trono (Is. 6:1-3; Jn. 12:41) antes de iniciar su ministerio profético, es llamado generalmente kurios o “Señor” en el Nuevo Testamento, el cual es el equivalente al Tetragramatón (YHWH) popularmente traducido como “Jehová”, o “El Señor” en castellano, poniendo a Jesús en un lugar de igualdad con el Padre. 

De hecho, el texto del Nuevo Testamento se refiere a Jesús como “Dios” en algunas ocasiones, por ejemplo Juan 1:1, donde se registra que en el principio, ya era el Logos (traducido verbo/palabra activa). Este Logos estaba con Dios (el término más común para el Padre en el Nuevo Testamento), y Dios era/es el Logos

Hay tres maneras en que se pudiera traducir la última frase de Juan 1:1. “Indefinido, por ende ‘un dios’[8], el definido, por ende ‘Dios’, o cualitativo, por ende ‘en naturaleza Dios’”.[9]   Por varias razones gramaticales, parece ser cualitativo, aunque la traducción es mejor entendida como “y el verbo era Dios”.[10] Por consecuencia , esta última frase del versículo uno, no pretende confundir la identidad del Hijo con la del Padre, sino enfatiza la deidad del Hijo.

El Apóstol Pablo indica que, en Cristo, “habita toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9). De hecho, los mejores y más confiables manuscritos de Juan no llaman a Jesús “el unigénito” (Juan 1:18), sino “el único Dios”. Sin embargo, Jesús es diferente del Padre en cuanto a su persona.

El Hijo se somete al Padre. El Hijo pide al Padre que este envíe al Espíritu Santo. Por estas y varias otras razones, el Hijo es el único Dios, la misma esencia del Padre y del Espíritu Santo, aunque es otra persona, distinta al Padre y al Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es el único Dios

Cuando Ananías mintió acerca de la venta de su propiedad, Pedro le dijo: “¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo… No has mentido a los hombres, sino a Dios” (Hechos 5:3-4). El Espíritu Santo es revelado como el único Dios. Es enviado del Padre y da testimonio de Cristo, entre otras funciones. 

No es una fuerza espiritual,[11] sino se le indica con el pronombre personal “Él” (ἐκεῖνος), como en Juan 15:26, “Pero cuando venga el Consolador…él dará testimonio acerca de mí” (énfasis añadido). Además, aunque Él es Dios, nos es revelado que es una persona de la Trinidad por los mismos creyentes (2 Cor. 13:14), tiene una voluntad (1 Cor. 12:11), e incluso puede entristecerse (Efesios 4:30).

Cómo se ilustra la Trinidad

[13]

Aunque muchos fuimos criados escuchando que la Trinidad es como el agua, ya que existe en tres formas (líquido, vapor, y hielo), debemos desechar esta idea por completo. Esta ilustración promueve una falsa enseñanza de algunos falsos maestros durante los siglos que precedían los tiempos medievales. El “Modalismo” era la falsa enseñanza que pretendía mostrar que Dios se manifestaba en tres modos, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, pero no existe en tres personas. Sin embargo, esto niega todo lo que las Escrituras enseñan acerca de las tres personas distintas de Dios.

[14]

Por la misma razón, no debemos enseñar que la Trinidad sea, como algunos lo han tratado de explicar, como el huevo. El huevo tiene una cáscara, una clara y una yema, se ha tratado de entender la Trinidad por medio de esta ilustración. Sin embargo, no es una analogía adecuada, puesto que la cáscara solo es una parte del huevo completo, al igual que la clara y la yema. Ilustrar así la Trinidad significaría que el Padre es parte Dios, el Hijo es parte Dios, y el Espíritu Santo es parte Dios. Solo los tres combinados constituirían la plenitud de Dios. Esto contradice las Escrituras por completo. 

Creo que la manera más didáctica (y bíblica) de enseñar y entender la Trinidad es con la siguiente ilustración:

Cualquier intento fuera de esto para hacer una comparación con algo en la creación (como el agua o el huevo) es forzar la gloriosa infinitud de Dios dentro de los confines de la creación. No hay manera de conciliar que Dios es tres personas y al mismo tiempo una sola esencia, no hay nada con qué compararlo en la creación. Por ejemplo, un humano es una sola persona, y una sola esencia. No podemos usar estas limitaciones humanas para entender a Dios, ya que “lo que ha sido hecho a imagen de Dios no hace a Dios como la imagen que Él hizo”.[15]

El hecho de que no podemos entender cómo es que Dios es uno en esencia, y a la vez tres personas distintas, debe servirnos de consuelo. Todo lo que encaja perfectamente dentro del marco del razonamiento humano suele ser invención humana. La misma Trinidad nos apunta a la misteriosa gloria trascendental de nuestro Dios.

Alabado sea el Dios Trino

Dios no nos ha pedido resolver el misterio de la Trinidad, sino que lo adoremos así. Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo, desde la eternidad, decidió redimir y santificar a un pueblo para Sí y para la alabanza de la gloria de su gracia, por el puro afecto de su voluntad (Efesios 1:5-6). El Padre envió al Hijo y el Hijo obedeció. El Hijo encarnado vivió la vida que ni Adán, ni tampoco nosotros, hemos vivido en perfecta obediencia al Padre. Dios Hijo subió a aquella cruz y fue hecho una maldición (Gal. 3:13) para pagar la pena de muchos. Luego, Dios Padre, por el poder del Espíritu Santo, levantó a Jesús (Dios Hijo) de entre los muertos (Rom. 8:11-13). Ahora nos llama al arrepentimiento y la fe en Jesús. En Cristo, recibimos su justicia como el Postrer Adán, y su victoriosa resurrección fue el inicio de la gran resurrección que espera a todo aquél que ha sido perdonado en Él. Además, somos adoptados hijos de Dios por el Espíritu Santo y solo así, a través del Hijo, podemos conocer al Dios Trino.

Dios no solo nos ha dado la existencia como humanos, también nos ha dado un Padre perfecto y amoroso. Además, nos ha dado un Salvador por nuestro pecado, un Hermano mayor en la resurrección (Rom. 8:29), y nos ha hecho templos del Espíritu Santo, quien nos consuela, nos sella como hechos hijos de Dios y nos interpreta su Palabra.

Aunque es imposible para un ser finito y creado tener una comprensión completa de Dios, se nos ha dado lo suficiente para tener una aprehensión de Él que debe provocar anhelo de la más sincera adoración.

A Dios el Padre celestial

Al Hijo nuestro Redentor

Al eternal Consolador

Unidos todos alabad

¡Amén!


[1] El autor del presente capítulo prefiere “Triuno” en vez de “Trino” sin embargo, se utilizará “Trino” aquí debido a su uso dentro de la mayoría de literatura sobre este tópico en castellano.

[2] White, James, The Forgotten Trinity, Bethany House Publishers, Minneapolis, Minnesota, 1998, p. 26.

[3] Barcellos, Richard, apuntes de la materia Biblical Theology II, Covenant Baptist Theological Seminary, 2021, p. 51.

[4] Cf. Fesko, Last Things First, pp. 40-45.

[5] Barcellos, Richard, BT12 Biblical Theology II, Covenant Baptist Theological Seminary, apuntes de la materia, 2021, pp. 69-70.

[6] Solo es llamado Elohim en Génesis 1, pero Génesis 2, siendo una lupa al sexto día de la creación, lo llama Jehová Elohim. Aunque algunos teólogos, después de la Ilustración Europea, tomaron estas diferencias para formular una hipótesis en que hubo varios escritores del Pentateuco , creo que lo que no tomaron en cuenta es el uso de Jehová (el nombre de Dios revelado que trata con el pacto) en Génesis 2 porque trata con el hombre y el pacto que hizo Dios con él.

[7] En otras palabras, aunque la Trinidad nos es revelada en el Nuevo Testamento, respecto al tiempo, fue revelada durante la vida de Jesús. Sería anacronista solo decir que fue revelada en el Nuevo Testamento.

[8] Aunque Juan no utiliza el artículo “el” para Dios en Juan 1:1 cuando se refiera al Hijo, eso no es razón por traducirlo, “un dios” ya que Juan y muchos otros autores del NT no utilizan el artículo “el” cuando hablan de Dios Padre. De hecho, en la confesión de Tomás (Juan 20:28), se utiliza el artículo “el Dios” para describir a Jesús. Traducción literal: “Y Tomás le dijo a Él, ‘el Señor de mí y el Dios de mí’”.

[9] White, James, The Forgotten Trinity, Bethany House Publishers, Minneapolis, Minnesota, 1998, p. 55.

[10] “Aunque creo que theos en 1: 1c es cualitativo, creo que la traducción más simple y más directa es, “y la palabra era Dios”. Puede ser mejor afirmar claramente la enseñanza de la deidad de Cristo y luego explicar que él no es el Padre, que sonar ambiguos en su deidad y explicar que Él es Dios, pero no es el Padre.” Wallace, Daniel, Greek Grammar Beyond the Basics, Zondervan Publishing House, Grand Rapids, MI, 1996, p. 269.

[11] ¿Qué es el espíritu santo [sic]?, Testigos de Jehová, https://www.jw.org/es/enseñanzas-b%C3%ADblicas/preguntas/qué-es-el-esp%C3%ADritu-santo/, accedido el 2 de abril, 2021.

[13] https://www.gettyimages.com/detail/illustration/circulation-cycle-and-water-condensation-royalty-free-illustration/1248349495?adppopup=true, usada con permiso y derechos de Getty Images.

[14] https://www.gettyimages.com/detail/photo/cracked-brown-egg-next-to-a-whole-one-royalty-free-image/168353893?adppopup=true, usada con permiso y derechos de Getty Images.

[15] Barcellos, Richard, BT12 Biblical Theology II, Covenant Baptist Theological Seminary, apuntes de la materia, 2021, p. 84


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