Este es un cuestionamiento que he escuchado más de una vez, no solo en relación con la homosexualidad, sino también con otro tipo de pecados en donde la afectación no necesariamente es hacia otra persona (no porque la homosexualidad de una persona no pueda afectar a otra, sino porque las repercusiones directas e inmediatas son en la persona que lo practica). 

El problema con la pregunta planteada es el siguiente: presupone que pecado es solo aquello que le hace daño a otra persona. Esto evidencia el tipo de teología que la persona tiene, y cuando un creyente dentro de nuestra iglesia plantea una pregunta de este tipo, deberíamos de preguntarnos si sería indicado empezar a enseñar acerca del pecado y del carácter de Dios; ya sea por medio del discipulado que se le da a la persona, o tal vez en un estudio a toda la iglesia, no siempre se sabe si alguien más podría tener este mismo tipo de dudas.

El primer versículo para observar es el Salmo 51:3-4 que dice:

3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.  4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio.

Este salmo se escribe posterior a la confrontación que el profeta Natán le hace a David por haber pecado con Betsabé (2 Samuel 11). Es interesante notar que David dice en el verso 4 que ha pecado solo contra Dios. Aquí hay que aclarar que David no está proponiendo que su pecado no afectó a otras personas, por supuesto que fue así, ¡asesinó a uno de sus valientes para adulterar con su mujer, la cual también era hija de Eliam, otro de sus valientes (2 Samuel 11:3; 2 Samuel 23:34), quien también era nieta de su mejor consejero, Ahitofel (2 Samuel 23:34; 2 Samuel 16:23)! ¿Por qué entonces dice David que ha pecado contra Dios? Porque el pecado es no actuar en concordancia con la ley de Dios, la cual es un reflejo del carácter de Dios. Millard Erickson dice: “El pecado es cualquier mala acción o mal motivo que se opone a Dios.”[1] y Buswell dice: “El pecado se puede definir, en definitiva, como cualquier cosa en la criatura que no expresa, o que es contraria, al carácter santo del Creador”.[2] Entender esta definición de pecado es fundamental porque entonces comprendemos que la base para distinguir lo que es pecado y lo que no, es el carácter mismo de Dios. Permíteme poner unos ejemplos:

Todos sabemos que “mentir” es pecado, pero ¿qué nos dice la Biblia acerca del carácter de Dios? La Biblia dice que Dios es verdad, en Juan 14:6 Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Jesús, el Hijo de Dios, la Segunda Persona de Trinidad dice de Sí Mismo que es “verdad”; en el mismo pasaje no se aclara que ésta sea la razón por la cual mentir sea pecado, pero sí es claro que hay un constante contraste entre lo que la Biblia dice que Dios es y lo que la Biblia dice que es pecado.

La Biblia también dice que Dios es fiel. Isaías 49:7 dice: “Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.” Por tal razón, el adulterio es pecado, porque Dios es verdad. De hecho, en los libros proféticos se encuentra un constante llamado a Israel a arrepentirse de su adulterio (idolatría) y volverse a Jehová el cual ha sido fiel con su pueblo. Jeremías 3:20 dice: Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová

Veamos uno más, ¿qué tal el hecho de que matar a una persona es pecado? Es pecado matar no solo porque se le está haciendo daño a alguien que es imagen de Dios (Génesis 9:6), es pecado porque Aquél que es vida (Juan 14:6), es el dueño de ella, y por tal razón, el único con derecho de quitarla. En 1 Samuel 2 encontramos el cántico de Ana; este cántico ocurre después de que Dios le concede a Ana quedar embarazada (ya que ella era estéril). En dicho cántico, ella reconoce lo siguiente: Jehová mata, y él da vida; El hace descender al Seol, y hace subir (1 Samuel 2:6). En el caso de Ana, ella está alabando a Dios porque la ha bendecido con vida por el hijo que tendrá, pero esta potestad que Dios tiene sobre la vida y la muerte fue reconocida por Job más bien cuando perdió a sus hijos: 

19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. 20 Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno (Job 1:19-22).

¿Por qué no pecó Job con sus labios? Porque reconocía quién era Dios, y quien era él delante de Dios, Job no tenía potestad sobre la vida, pero Dios sí; y no solo eso, sino que tampoco agregó despropósito a Dios, aunque Job mismo no sabía a qué se debía lo que le ocurría, y por lo que se observa a lo largo del libro de Job, nunca llegó a saberlo. Al igual que Dios tiene potestad sobre la vida, tiene potestad en general sobre su creación y su diseño.

Ceder ante la homosexualidad es pecado porque va en contra de la voluntad y diseño de Dios, Dios ha decidido que la unión hetero-relacional de hombre y mujer sea para apuntar al evangelio.

24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha… 31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne 32 Grande es este misterio; más yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia (Efesios 5:24-32).

Ceder ante la homosexualidad es pecado porque va en contra de la voluntad y diseño de Dios, Dios ha decidido que la unión hetero-relacional de hombre y mujer sea para apuntar al evangelio.

La unión que no cumpla con estas características tampoco cumple con el propósito de apuntar al evangelio. También es necesario aclarar que aquí no se pretende atacar la homosexualidad sobre ningún otro pecado; cualquier pecado, independientemente de cuál sea, nos separa de Dios y esa es la razón por la cual nuestro Dios y Salvador Jesús tuvo que morir en la cruz. Es necesario que como creyentes conozcamos el carácter de nuestro Dios, muchas veces se habla del cristianismo como una relación con Dios; pero qué contradictorio es pretender decir que estamos en relación con alguien a quien no conocemos.

Alguien ha dicho que “el estudio apropiado de la humanidad es el hombre”. No voy a negar este concepto, pero pienso que es igualmente cierto que el estudio apropiado para los elegidos de Dios es Dios mismo; el estudio apropiado para el cristiano es la Deidad. La ciencia más elevada, la especulación más encumbrada, la filosofía más vigorosa que puedan jamás ocupar la atención de un hijo de Dios, es el nombre, la naturaleza, la persona, la obra, los hechos y la existencia de ese gran Dios a quien llama Padre.[3]


Si deseas leer más sobre este tema, quizá te pueda interesar el libro La Atracción Hacia el Mismo Sexo y el Evangelio, publicado por Editorial EBI.

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[1] Millard Erickson, Teología Sistemática (Barcelona, España: Editorial Clie, 2008), 575.

[2] Charles Ryrie, Teologı́a Básica (Miami: Editorial Unilit. 2003), 241.

[3] J. I. Packer, El conocimiento del Dios Santo, (Miami Florida: Editorial Vida), 19.


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