A medida que nos acercamos a Navidad, en solo algunos días, he estado pensando acerca de lo que separa a Jesús de otras grandes figuras religiosas de la historia. Muchas tradiciones religiosas reclaman a líderes y fundadores religiosos famosos, pero Jesús es diferente. Jesús afirmó ser más que un buen maestro o líder. Jesús afirmó ser Dios. Algunos niegan esta verdad sobre la enseñanza de Jesús, pero el Nuevo Testamento deja poco lugar a dudas: Jesús afirmó ser Dios y enseñó esta verdad a sus seguidores.

Jesús habló como si fuera Dios.

Si bien todos los profetas hicieron declaraciones en nombre de Dios, tuvieron cuidado de iniciar sus proclamas diciendo “esto es lo que dice el Señor poderoso”, o “esto es lo que dice el Señor”, pero Jesús nunca usó estas declaraciones. En lugar de ello, Jesús siempre iniciaba sus declaraciones con “de cierto, de cierto, os digo”, o bien “en verdad os digo”. Los profetas hablaron de parte de Dios, pero Jesús habló consistentemente con autoridad como la de Dios.

Jesús reclamó para sí el título reservado exclusivamente para Dios

Los judíos fieles reconocieron el hecho de que Dios se presentó a sí mismo con Moisés como el gran “YO SOY” (Éxodo 3:14). Sin embargo, Jesús (refiriéndose a sí mismo) les dijo a los líderes religiosos judíos que “antes de que Abraham naciera, YO SOY” (Juan 8:58). Inmediatamente reconocieron que Él se estaba identificando a sí mismo como Dios y se enfurecieron tanto por esta “blasfemia” que “tomaron piedras para apedrearlo”. (Jesús también se identificó a Sí mismo como el gran YO SOY en Marcos 14:62, Juan 18: 5-6, 8:24 y 8:28).

Afirmó que el hogar de Dios era su hogar

Cada vez que se le preguntaba a Jesús de dónde venía, les decía a sus oyentes que no venía de Belén o Nazaret, sino del mismo reino donde Dios habita. Jesús afirmó venir “de arriba”. En repetidas ocasiones dijo que “no era de este mundo” (Juan 8:23-24) e incluso le dijo a Pilato que él era un Rey cuyo reino era de otro lugar (Juan 18:36-37).

Reclamó igualdad con Dios

Jesús dijo que los ángeles de Dios eran sus ángeles y que el Reino de Dios era su Reino (Mateo 13:41). Jesús incluso dijo que el juicio que típicamente se consideraba reservado para Dios era en realidad el juicio de Jesús (Lucas 12: 8-9). Jesús les dijo a sus seguidores que cuando lo veían, habían visto a Dios; si lo conocían, conocían a Dios, y si lo amaban, amaban a Dios (Juan 14: 6-9 y Juan 14:23).

Finalmente, Jesús les dijo simple y llanamente a sus seguidores que no había distinción entre Él y Dios el Padre. Al hablar de la manera en que los santos son seleccionados para la salvación, Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Juan 10:29). No quiso decir que eran “uno” en propósito o poder, sino que eran uno en identidad. Sus oyentes entendieron lo que estaba diciendo y volvieron a tomar piedras para apedrearlo “y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.” (Juan 10:33).

Hay muchas fechas religiosas importantes que conmemoran el significativo papel que han desempeñado ciertos líderes históricos (¿sabías, por ejemplo, que el 23 de diciembre es el cumpleaños de José Smith, el fundador del mormonismo?). Pero Jesús fue más que un líder importante y fundador. Fue más que un gran pensador y un gran maestro. Jesús enseñó a sus seguidores que él era Dios. Es por eso que la Navidad es una celebración que va más allá de otros días celebrados por los creyentes de todo el mundo.

Publicado originalmente en COLD-CASE CHRISTIANITY


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Para más información sobre la confiabilidad y veracidad del Nuevo Testamento, recomendamos leer el libro escrito por J. Warner Wallace “Cristianismo: Caso Resuelto“, publicado por Editorial EBI.


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