En las Escrituras el arrepentimiento está asociado tanto a la fe como a la conversión. Pablo vinculó el arrepentimiento y la fe en su discurso a los ancianos efesios, recordándoles que él había “testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo” (Hch 20:21). El sermón que dio Pedro a Israel en el templo indicaba la relación cercana entre arrepentimiento y conversión: “Así que, arrepentíos y convertíos” (Hch 3:19). Como mostraremos, convertirse volverse es la idea común de la conversión. 

Algunos piensan que el arrepentimiento para los no salvos está incluido en el creer; que no es una unidad separada que sea teológica y prácticamente distinta a la fe. Sin embargo, para el creyente, el arrepentimiento es un acto separado, casi sinónimo de confesión.[1] Esta distinción parece, no obstante, ser exagerada. 

El Arrepentimiento antes de la Fe 

Cuando ambos se mencionan juntos, se menciona arrepentimiento primero y después fe. El conciso relato de Marcos del mensaje inicial de Jesús se expresa así: “arrepentíos, y creed en el evangelio” (Mr 1:15). El desafío de Cristo al personal religioso de Israel repite el ministerio de Juan el Bautista, el cual ellos habían rechazado: “Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis (metamelomai) después para creerle” (Mt 21:32). El autor de Hebreos usa el mismo orden cuando exhorta a los creyentes profesos a seguir hacia la madurez: “no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios” (He 6:1).[2]

¿La Fe o el Arrepentimiento son Capaces de Operar Independientemente? 

En ocasiones en la relación entre arrepentimiento y fe, la fe se menciona sola, sin referencia al arrepentimiento. Como se ha visto, esta práctica es común a Juan, por ejemplo, en Juan 3:16 (“para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”). La respuesta de Pablo a la pregunta del carcelero de Filipos en cuanto a la salvación es “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hch 16:31). 

También se puede observar que el arrepentimiento es a veces mencionado sin tener en cuenta la fe. En el seminario que le impartió Jesús a los dos discípulos en el camino a Emaús él enfatizó ese punto. Allí dice que en el Antiguo Testamento se había escrito acerca de la muerte y resurrección del Mesías y “que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones” (Lc 24:46–47). Igualmente Pedro enfatiza el arrepentimiento que lleva al perdón de pecados (Hch 2:38; 3:19; 5:31; 11:38; 2 P 3:9). Otros escritores del Nuevo Testamento en ocasiones también hablaron solamente del arrepentimiento (Ro 2:5; He 6:6). 

Ryrie dice que el arrepentimiento (el cual él define como un cambio de mente respecto a Jesús) es simplemente fe; la fe es un sinónimo para ese tipo de arrepentimiento.[3] Es decir, el arrepentimiento y la fe no son dos entidades separadas o aspectos separados del acto del alma cuando el pecador viene a Cristo y a la salvación. Para Earl Radmacher la fe y el arrepentimiento son dos entidades separadas, aunque ambas pueden ocurrir una tras otra, como en Hechos 20:21 (“del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”). Él está de acuerdo con Chafer de que el arrepentimiento puede preparar para la fe y que puede preceder a la salvación; sin embargo, él mantiene que no es necesario si el pecador está “listo para la fe, como fue el caso del carcelero de Filipos”.[4] Él continúa modificando esto un poco más, afirmando que Juan, en su evangelio, usa creer para los no regenerados y arrepentir para los regenerados.[5]

Se puede observar de manera fehaciente la conexión cercana entre arrepentimiento y fe, porque, como se ha visto, cualquiera de ellos puede permanecer solo de manera casi intercambiable. También es cierto que quienes se arrepienten también son considerados creyentes (Hch 2:38–47, esp. vv. 38, 44; también 11:17–18). Pero aun así, estos hechos no garantizan una fusión que elimine virtualmente cualquier contenido teológico para el arrepentimiento en la vida del pecador que viene a Cristo. 

En casos como el anterior en donde la fe y el arrepentimiento pueden estar solos, es mejor entender a cada uno como una sinécdoque, es decir, una figura del lenguaje en el cual la parte sustituye al todo. Esto significa que fe en estos textos incluye arrepentimiento, confesión y conversión; y que, arrepentimiento en estos textos incluye fe y todo el resto. Ciertamente no es muy sólido construir algún tipo de perspectiva nueva de arrepentimiento y fe sobre la idea de que solamente una de las palabras puede encontrarse en ciertos textos, o porque Juan no use la palabra arrepentimiento en sus escritos concernientes a la salvación. 

El Arrepentimiento y la Fe Abarcan la Salvación 

El arrepentimiento y la fe son dos aspectos de la conversión. El arrepentimiento es un cambio de mente con la disposición a buscar el perdón, y la fe es la búsqueda de perdón por medio de la confianza. Ambos encierran el hecho de darle la espalda al pecado y volverse a Dios (conversión) y a la salvación. 

En cuanto a la fe y el arrepentimiento John Murray observa que realmente no hay prioridad. “La fe que es para salvación es una fe penitencial y el arrepentimiento que es para vida es un arrepentimiento que cree”.[6]Sin embargo, si el arrepentimiento incluye la disposición de buscar el perdón por el ejercicio de la fe, entonces hay una prioridad lógica/ teológica sobre la fe en el ordo salutis

El arrepentimiento, la fe y la conversión no son necesariamente tres pasos consecutivos, cronológicamente medibles en el venir de la persona a Cristo. Más bien, son teológicamente distinguibles y, en el caso del arrepentimiento y la fe en particular, uno no debería subsumirse dentro del otro. 


[1] Chafer, Teología Sistemática, 1 (Waukesha, WI: Publicaciones Españolas, 1986), 1199-1206. 

[2] Interesantemente, Juan Calvino, Charles Hodge y Shedd ponen la fe primero que el arrepentimiento, pero los tres igualan el arrepentimiento a la conversión. Calvino parece igualar el arrepentimiento con la regeneración. 

[3] Ryrie, So Great Salvation, (Wheaton, IL: Victor, 1989), 100. 

[4] Earl Radmacher, “What Are Repentance and Justification?”, Understanding Christian Theology, ed. Charles R. Swindoll y Roy B. Zuck (Nashville, TN: Thomas Nelson, 2003), 879. 

[5] Ibid., 892. 

[6] John Murray, Redemption Accomplished and Applied (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1955), 113. 


Arrepentimiento y fe

Este artículo es un extracto del la Teología Sistemática del Cristianismo Bíblico de Rolland McCune. Es una lectura obligada para aquellos que desean ir más allá de lo básico de la doctrina bíblica. McCune aporta un fuerte énfasis en la base exegética para cada doctrina y enseñanza. 


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