Dependiendo del país donde vivamos y nuestro trasfondo familiar y cultural, muchos relacionamos, de una forma u otra, el 6 de enero con el día de los Reyes Magos. Al igual que la navidad, sería prudente de nuestra parte reconocer la evolución de los íconos y tradiciones que se han acumulado a través de los 2000 años desde el evento bíblico de su visita. Solo así podremos realmente ser edificados hacia el propósito de la inspirada narración de dicho evento, cuyo fin es resaltar la gloria de Dios en Cristo entre el pueblo adquirido por su sangre.

¿Por qué el 6 de enero?

Durante los primeros siglos después de Cristo, las dos sedes principales donde se centralizaba el poder de la iglesia fueron Roma (occidental) y Constantinopla (bizantina u oriental). La iglesia romana celebraba la navidad el 25 de diciembre, pero la iglesia oriental celebraba la epifanía del Señor (aparición como Hijo de Dios), su nacimiento, la visita de los magos, y el bautismo de Jesús para el 6 de enero.

En el Concilio de Tours (Francia) en 567 d.C., la iglesia buscaba llegar a un acuerdo respecto el calendario y optaron por ambas fechas, incluyendo cada día entre las dos. Ahí nació lo que varios celebran como los 12 días de la navidad, entre el 25 de diciembre y el 6 de enero.

¿Fueron tres?

Mucho tiempo después de Cristo, en Armenia surgió la idea de tres personajes que visitaron al niño Jesús. De hecho, ahí es donde supuestamente se resolvió su anonimidad. Fueron dados los nombres: Melchor de Persia, Gaspar de India, y Baltazar de Arabia. Por supuesto, no podemos saber sus nombres, pero al menos ahí tenemos el comienzo de esta tradición nominal.

Sin embargo, ni siquiera sabemos si fueron solo tres. De manera profética y providencial, ofrecieron tres regalos y es por eso por lo que muchos han asumido que fueron tres personajes. Aunque más adelante veremos los significados y usos de los regalos, por ahora nos conformamos con el hecho de que la Biblia no nos indica cuántos magos hubo.

¿Magos?

Mateo 2:1-2 solo indica que fueron magos y que venían del oriente. Esto nos ofrece pistas bastante esclarecedoras respecto a su identidad. En Daniel 2:1-2, Nabucodonosor mandó llamar a los magos, astrólogos, encantadores y caldeos para explicarle el significado de sus sueños. Es notable que la palabra griega que usa Mateo sobre estos personajes es la misma que se usa para los magos en la traducción griega de lo que hoy llamamos Antiguo Testamento (Septuaginta – LXX) en Daniel. 

Originalmente, la palabra se refiere en general a una clase de hombres sabios persas, y posiblemente sacerdotes, que eran intérpretes de señales especiales, sobre todo en la astrología. Con el tiempo, la palabra fue utilizada de diversas maneras para referirse a personas con conocimientos y habilidades sobrenaturales, magos, o incluso engañadores o embaucadores.[1]

¿Reyes?

Algunos han especulado que también fueron reyes debido a una profecía en Isaías 60:3 (RV60), “Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”. Sin embargo, esta profecía parece hablar de algo distinto y el Nuevo Testamento ni siquiera ofrece algo que lo sugiere.

¿Quienes fueron?

Jeremías 39, al igual que Daniel, indica que los magos del oriente trabajaban en proximidad al rey en su palacio. De hecho, fueron “hacedores de reyes” porque ningún rey persa podía serlo si no aprendía primero de su sabiduría y era elegido por ellos.

¿Por qué buscaban al Rey de los judíos?

Mateo 2:2 indica que los magos decían que querían adorarlo. La legitimidad inicial de sus intenciones son sospechosas y puede que querían algún lugar en un reino prometido. Me explico, Daniel 5:11 indica que Daniel fue constituido el “jefe sobre todos los magos…”. Por ende, con respecto a estos magos, hubo un jefe entre ellos casi seis siglos antes que había profetizado que Dios levantaría un reino que jamás sería destruido, pero los demás reinos serían consumidos (Daniel 2:44). Y si avanzamos más allá en Daniel que el momento que fue otorgado el oficio sobre los magos, vemos las profecías del futuro reinado eterno. No creo que sea sabio subestimar la influencia de los judíos ante los persas. La mayoría de los judíos llevados al cautiverio no volvieron a Jerusalén con Esdras y Nehemías. Sus descendientes viven hoy en Irán (Persia) y alrededor del mundo bajo el nombre de judíos iraníes.

Es bastante probable que estos magos querían un lugar de prominencia en su palacio eterno, tal como tenían con los persas. Apenas, en el tiempo de Cristo, el Rey Fraates IV de los persas abdicó al trono por cansancio y por la muerte de su hijo. Los persas se encontraban sin rey ante la inminente amenaza del imperio romano en el occidente.

¿Qué fue la estrella que seguían?

Algunos especulan que fue un cometa porque solían relacionarse con eventos en la historia, como el nacimiento de un rey. Sin embargo, no hay relatos de cometas en ese tiempo. El famoso Cometa Halley ya había trazado la vista nocturna de planeta Tierra el 11 a.C.

Otros creen que fue el alineamiento de los planetas, cómo acabamos de experimentar el 21 de diciembre entre Júpiter y Saturno. Sin embargo, los planetas no proyectan una luz distinta cuando se alinean.

Incluso otros especulan que fue una supernova (explosión de una estrella), sin embargo, no hay relatos de una supernova en ese tiempo.

Lo más fiel al texto, es que fue un milagro y posiblemente una manifestación de la gloria Shekinah de Dios, similar a lo que sucedió en Lucas 2:8-9 cuando a los pastores les fue anunciado el nacimiento de Cristo.

¿Cómo supieron los magos que una estrella anunciaría el nacimiento del Rey?

No lo sabemos con seguridad. Sin embargo, ellos podrían haber tenido acceso al Pentateuco por la influencia de Daniel y la gran cantidad de judíos que permanecieron en Persia. Números 24:17 indica, “Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca: Saldrá estrella de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set”. Nuevamente, este texto puede ser una pista, pero no lo sabemos con certeza.

No obstante, lo que sí podemos saber es que el texto en Mateo 2 no indica que siguieron una estrella a Jerusalén. Solo vieron “su” estrella en el oriente. Este detalle nos ofrece más probabilidad que tenían acceso al Pentateuco. Por lo que parece, la estrella solo dio la indicación de su nacimiento, pero ellos habrían tenido que saber dónde buscar al rey eterno que saldría de los judíos y el único lugar donde debían buscar era el palacio de los judíos en Jerusalén. No fue hasta que llegaron al palacio que se enteraron, al igual que Herodes, que habría nacido en Belén. Ahí, saliendo del palacio de Herodes, apareció nuevamente la estrella y ahora los llevaría  aproximadamente 9 kilómetros a Belén.

¿Llegaron al establo para ver al niño Jesús?

La respuesta corta es no. La estrella los condujo a la casa que probablemente fue alquilada por José y María. De hecho, el vs. 11 indica que Jesús ya no era un bebé. Los magos vieron al niño (paidion); sin embargo, cuando Jesús acababa de nacer, los pastores, que sí fueron mandados a ver a Jesús (Lc. 2:12), habrían de hallar al niño/bebé (brephos) envuelto en pañales en el pesebre. Aquí podemos ver que el niño Jesús de Mateo y el bebé Jesús en Lucas postulan un lapso entre estos dos acontecimientos.

De hecho, Mateo 2:16 indica que había pasado mucho tiempo desde el nacimiento de Jesús hasta la visita de los magos, porque Herodes calculó el tiempo del nacimiento de Jesús basado en el relato de la estrella por lo magos y mandó matar a todo niño menor de dos años en Belén.

Los regalos

Ofrecieron regalos de oro, incienso y mirra. El oro era un símbolo de nobleza y realeza (Gn. 41:4; 1 R.10:1-13). El incienso fue costoso y fue utilizado para las ocasiones más especiales, incluso en la ofrenda de grano (Lv. 2:2, 15-16). Orígenes (182-254 d.C.) después sugeriría que representaba el incienso de deidad. Mirra fue un perfume mezclado con otras especies para entierros (Jn. 19:39-40). 

Se puede resumir que los regalos, aunque usados para patrocinar su viaje a Egipto, representaban y profetizaban acerca del eterno, divino Rey que vino para morir.

Conclusión

Aunque no tenemos claras las intenciones de los magos antes de llegar a Cristo, cuando lo vieron, se postraron y lo adoraron (vs. 11). La Palabra de Dios suele indicar cuando es una falsa adoración; sin embargo, aquí nos indica que adoraron. Los que tenían la esperanza de un Mesías no se dieron cuenta de su venida, pero unos astrólogos foráneos (cuya práctica es condenada en la Biblia) lo adoraron. El “rey” de los judíos procuró matarlo, pero unos místicos con prácticas anti bíblicas adoraron al Rey de reyes.

Los que tenían la esperanza de un Mesías no se dieron cuenta de su venida, pero unos astrólogos foráneos (cuya práctica es condenada en la Biblia) lo adoraron.

Todos hemos tenido intenciones que carecían de nobleza con nuestro trato con Cristo, pero podemos tomar el ejemplo de estos magos y adorar al Rey de reyes quién nació, vivió, murió y resucitó. Nuestra doble moralidad ha sido perdonada en Cristo. Adorémosle con corazón purificado, por la gracia de Dios y para su gloria.


[1] 1 Tim Chaffey, https://answersingenesis.org/holidays/christmas/we-three-kings/ (Gerhard Kittel, Geoffrey W. Bromiley, y Gerhard Friedrich, editores, Theological Dictionary of the New Testament, electronic ed., (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1964), 356–357. Hechos 13:6 usa la definición posterior de mάgoi para describir el falso profeta) Elimas (Barjesus).


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