En general, creo que a todo mundo le gusta una buena historia; y las historias que suelen crear más impacto en nosotros son aquellas con las que nos podemos identificar. Esta creo que es una de las razones por las cuales Dios quiso que gran parte de la Biblia fuese narrativa, y que en dichas narrativas encontrásemos personajes con los que nos pudiésemos identificar. La Biblia no pretende mostrar super humanos, sino personajes con debilidades y situaciones parecidas a las que tú y yo podríamos estar viviendo. Dichos personajes tuvieron que confiar en Dios y en medio del proceso llegaron a conocer mejor a su Creador.

Antes de empezar con un ejemplo, es bueno poder tener en consideración algunas de las características de la narrativa bíblica. Lo primero es que los libros de narrativa suelen empezar con un contexto que va a afectar el desarrollo de la historia; algunos ejemplos serían Éxodo 1-2, Josué 1, Jueces 1-2, etcétera. También, en una historia suele haber un personaje humano que va a tener predominancia en la historia – evidentemente, por encima de cualquier personaje humano, Dios es el protagonista de toda historia de la Biblia, pero nos referimos a que hay algún personaje humano con el que está tratando Dios en la historia –; y tercero, encontraremos una problemática que el personaje humano sólo puede resolver o sobrellevar de la mano de Dios.

Habiendo mencionado por lo menos estas tres características de la narrativa bíblica, pasemos a ver un ejemplo en Josué, uno de los líderes que Dios levantó para guiar a Israel. Puede ser que pienses ¿qué tiene que ver la historia de Josué conmigo? ¿cómo se supone que me identifique con él? Yo no estoy a punto de conquistar Canaán. Si bien es cierto que la misión de Josué no es tu misma misión, cualquier persona que haya estado ya un tiempo considerable en el ministerio y haya tomado un rol de liderazgo – sea este muy visible o no – entenderá lo que estaría pasando por el corazón de Josué, pero para poder apreciar mejor esto recordemos las tres características antes mencionadas de la narrativa.

Lo primero que mencionamos es que había un contexto, ¿cuál es este? En Josué 1 el pueblo de Israel está enfrente de Canaán, esperando indicaciones para cumplir con una tarea que había quedado pospuesta debido a la rebelión que aparece en Números 13-14 de la primera generación que había salido de Egipto. Esta primera generación había salido liderada por Moisés, un personaje del cual ciertamente se podría hablar mucho y que Dios usó con gran poder delante de faraón e Israel, a lo largo del trayecto por el desierto del Sinaí y hasta llegar a los campos de Moab. Pero ¿qué había pasado con este gran líder Moisés?

Después de la muerte de Moisés, siervo del SEÑOR, el SEÑOR habló a Josué, hijo de Nun, y ayudante de Moisés, y le dijo: «Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que Yo les doy a los israelitas.
Josué 1:1-2

Moisés había muerto (no iba a poder entrar a Canaán por el incidente de Números 21) y Dios había llamado a Josué para ocupar su lugar (Nm 27:12-23), el cual es el personaje humano sobresaliente en el libro de Josué (valga la obviedad). Gran privilegio el que había adquirido Josué por la gracia de Dios, pero dicho privilegio era una gran carga de responsabilidad delante de Dios, más que delante de los hombres. Dicha carga es la problemática que el personaje solo podrá sobrellevar de la mano de Dios.

Si bien importa más lo que piense Dios, no podemos negar que muchas veces, en una sucesión de liderazgo, puede llegar a afectarnos lo que piensen los hombres. Ponte en los zapatos de Josué por un momento.

  1. Dios uso a Moisés para mandar las 10 plagas de Egipto (Ex 7-12).
  2. Dios usó a Moisés para abrir el Mar Rojo (Ex 14).
  3. Dios usó a Moisés para guiar al pueblo a través del desierto.
  4. Dios usó a Moisés para juzgar al pueblo (Ex 18).
  5. Moisés hablaba cara a cara con Dios (Ex 33:11) – que, dicho sea de paso, ningún otro personaje del AT hizo esto de la misma manera –.
  6. Dios respaldó a Moisés en todas las ocasiones en las que el pueblo se volvía contra él, incluyendo la ocasión en la que el mismo Aarón y María murmuraron contra Moisés (Nm 12).
  7. Etcétera.

Imagina cómo te sentirías si muriera una persona que sabes que Dios usa en gran manera y te piden que continúes con el ministerio que Dios le había dado a él o ella. Probablemente te preguntarías “¿Cómo le voy a hacer? No me siento capaz, me hace falta crecer mucho, soy muy joven o viejo, no tengo tanto carisma”. Lo interesante es que dicha incapacidad de sí mismo fue percibida por Moisés cuando Dios lo llamó en Éxodo 3-4. Para ese entonces, la respuesta de Dios a Moisés fue:

«Ciertamente Yo estaré contigo», le respondió el SEÑOR, «y la señal para ti de que soy Yo el que te ha enviado será esta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto ustedes adorarán a Dios en este monte.
Éxodo 3:12

La razón por la que Moisés podría sacar al pueblo de Egipto no era porque Moisés fuera la persona más capaz (si bien no se puede dudar de que tuvo buena educación en el palacio de Egipto) sino porque Dios estaba con él. Ahora es Josué el nuevo líder y las palabras de Dios siguen siendo las mismas.

Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida. Así como estuve con Moisés, estaré contigo. No te dejaré ni te abandonaré.
Josué 1:5

A medida que se sigue desarrollando la historia en el libro de Josué aparecen errores en el personaje, demostrando su falibilidad. Un claro ejemplo de esto se puede ver en Josué 7:7 en donde Josué actúa como el pueblo en el desierto (Ex 16:3; Nm 20:3); o Josué 9:14 donde los gabaonitas actúan con astucia y los israelitas liderados por Josué no consultan a Dios acerca de los hombres que se estaban haciendo pasar por viajeros de lejanas tierras. Pero, a pesar de todo, este hombre falible e incapaz sigue desarrollando la tarea que le ha sido encomendada porque Dios está con él.

En Josué 1:17 el pueblo de Israel le dice a Josué: De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés (RV60).

El liderazgo de Josué dependía de que Dios no se apartase de él (como ocurre con Saúl, en 1 Samuel, y en Josué 3:7 dice el Texto: El Señor dijo a Josué: Hoy comenzaré a exaltarte a los ojos de todo Israel, para que sepan que tal como estuve con Moisés, estaré contigo. Esto lo dice a razón de que el pueblo pasaría con Josué el Jordán como habían cruzado el mar rojo con Moisés. De esta manera el pueblo empezaría a ver que Dios estaba con Josué. Por supuesto, es importante recalcar que Dios le pide fidelidad a Josué en cuanto a cumplir con sus mandamientos, si es que éste quería tener éxito en lo que emprendiese (Jos 1:8); la confianza en Dios no debía estar desvinculada de la búsqueda de fidelidad a Él.

Hay mucho más que se puede hablar de Josué y cómo tuvo que actuar confiando y dependiendo en Dios; pero en cuanto a su posicionamiento como líder en Israel podemos decir lo siguiente:

  1. Tenía miedo. Muy probablemente, por esto le dice Dios: ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes… (Jos 1:9a).
  2. Debía ser fiel a los mandamientos de Dios (Jos 1:8).
  3. El éxito de lo que hiciese dependería solamente de que Dios estuviere con él: porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas» (Jos 1:9b).
  4. El reconocimiento de su liderazgo dependería de que la gente viese a Dios con Josué (Jos 1:17).

Es en este punto donde podemos identificarnos con Josué, ya que cualquier cosa que hagamos para Dios dependerá solo de que Dios esté con nosotros. Podemos tener miedo de servirle o de tomar responsabilidad y liderazgo, pero si Dios te ha llamado eso es lo importante. Tu responsabilidad y la mía no es ser un super humano, sino depender de Dios por la obra de su Santo Espíritu. Preocupémonos porque la gente vea a Cristo en nosotros, es a Él a quien la gente debe ver, de la misma manera en que el pueblo llegó a reconocer que Dios estaba con Josué. Es en medio de nuestra incapacidad que se hace más evidente que lo que Dios nos permite hacer fue solo posible porque Él estuvo con nosotros.


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